La brillante clasificación para cuartos de final de la Atalanta en Mestalla supuso para Bérgamo una simbólica alegría en medio de la grave crisis por el coronavirus. La ciudad de Bérgamo y la Val Seriana, área cercana, a fecha de 17 de marzo, son las más castigada contagios de Covid-19 de Italia, con 3.993 casos del total de 31.506 que afectan a todo el país. Una de las imágenes gráficas del alcance de la epidemia está en el elevado número de páginas que ocupan las esquelas en los diarios locales y se llegó a habilitar la iglesia del cementerio para poder ubicar los cadáveres. El hospital Papa Giovanni XXII de Bérgamo alcanzó el límite al ocupar todas las camas de terapia intensiva y los médicos de familia infectados sobrepasan el centenar, según datos de la Federación de Médicos de Medicina General. En mitad del preocupante escenario, la Atalanta ha aislado a su plantilla pero, hasta el momento, no ha informado si presenta positivos en su equipo y cuerpo técnico.

Una postura que contrasta con la del Valencia, que a día de hoy es uno de los equipos de Europa que más casos positivos de coronavirus ha dado a conocer en su plantilla deportiva y staff técnico, al alcanzar el 35 % del total de efectivos. Un porcentaje elevado de contagios en el que, como informó en un comunicado el club blanquinegro, ha podido influir la serie casi consecutiva de partidos disputados contra equipos procedentes de «zonas rojas» de contagio. Los dos encuentros contra la Atalanta y el desplazamiento a Vitoria para jugar contra el Alavés, que ayer dio a conocer que tres de sus futbolistas han dado positivo en el test con un total de 15 contagiados en el resto del club y en el Baskonia de baloncesto.

De momento, la Atalanta está en régimen de autoaislamiento hasta el 24 de marzo. Ese día habrán trascurrido 14 días exactos del partido de vuelta de Liga de Campeones en Mestalla. En un principio el club quería retomar los entrenamientos el pasado lunes 16 de marzo, pero la postura de «La Dea» cambió tras conocer los cinco positivos que anunció el Valencia en primera instancia y que afectaban a Ezequiel Garay, José Luis Gayà y Eliaquim Mangala, además del delegado de campo Paco Camarasa y el doctor Aliaga. La única indicación que dio la Atalanta a su plantilla, como informó el pasado martes la Gazzetta dello Sport, fue la de notificar posibles episodios de fiebre. Se procedió a una cuarentena dividida entre la ciudad deportiva de Zingonia, en la que están concentrados el técnico Gianpiero Gasperini y los futbolistas sin familia. El resto guardan aislamiento en sus domicilios.

Con una emergencia sanitaria que no ha alcanzado todavía su pico en Italia, donde se estima que acaben alcanzando a cien mil afectados, resulta llamativo el silencio que ha mantenido hasta el momento la Atalanta, en pleno epicentro de los contagios, en contraposición con los comunicados que la mayoría de conjuntos de la Serie A ha emitido para normalizar el seguimiento de la crisis y que se ha extendido a los otros grandes campeonatos europeos. Una política en la que, de hecho, acompañan a la Atalanta el resto de clubes de Serie A de la región de Lombardía, la zona roja: Milan, Inter y Brescia.