Cuando el balón dejó de rodar y la tierra casi de girar, el Levante acababa de recibir una notificación oficial con su preconvocatoria para los amistosos de finales de marzo ante Alemania y Holanda. Tres meses después, con su reaparición en Mestalla, Campaña recordó con su fútbol porqué estaba en los planes de la selección en un año que hasta el coronavirus era de Eurocopa.

El centrocampista andaluz, sustituido en la recta final con calambres, sostuvo a su equipo en el Derbi y refrendó el porqué de su presencia en los planes de Luis Enrique. Para el club de Orriols, que pese a la firme candidatura de Morales nunca ha visto a uno de sus jugadores en la absoluta, la de su esperada internacionalidad es una noticia en standby desde los tiempos de Robert Moreno.

En clave deportiva su debut lo convertiría en el heredero del Galgo de Vallejo. En lo económico, pese a los rigores de la pandemia, es lo que falta para que su cotización se dispare. La Covid-19 ha puesto en jaque las plusvalías por traspasos, uno de los argumentos financieros de clubes como el Levante, que en los últimos años ha basado su política en una fuerte inversión en compra de futbolistas y sueldos precisamente como el de Campaña, renoventeado con el más caro de su historia: la friolera de 3,2 kilos brutos por año.

Nueva realidad de mercado

De acuerdo con los datos de la última temporada, el Levante fue por detrás del Athletic quien obtuvo del mercado una mayor porción de ingresos (el 39 por ciento de 38 millones). Básicamente gracias a la venta de Lerma. También, pese a ver cómo se disparaban sus costes financieros, tras contabilizar 8,2 en gastos de adquisición de jugadores. Una inversión con la que la masa salarial rozó el 80 por ciento de la cifra de negocio. Ahora la consultora KPMG tasa en un 17 por ciento la devaluación de los jugadores por culpa de la crisis. Y eso que la vuelta de la competición es un respiro.

Las últimas 10 jornadas de LaLiga son claves para averiguar la cotización final de Campaña, cuya salida se contemplaba antes del virus como inevitable. Por escrito no hay nada pero verbalmente sí existe un acuerdo para que Quico facilite su salida. Un pacto que el presidente asume al reconocer que «habrá que hacer traspasos».

El pasado verano se declinó la oferta que presentó su agente en nombre del Sevilla, dispuesto a llegar a 20 millones pero no a los 30 que el presidente habría dado por buenos. Un interés «real», en palabras del propio jugador. Con el blindaje, firmado cuando la permanencia seguía en el aire, su cláusula subió de 15 kilos a 60. En caso de descender eran 8.

Como Iborra y Ballesteros

«Creímos hasta el final y logramos un punto más que merecido. En lo personal muy buenas sensaciones y orgulloso de mi equipo... y de igualar a Iborra y Ballesteros en la historia del Levante», se posteó desde sus redes tras el partido en el que alcanzó a dos símbolos del club en partidos jugados (98) en Primera. De la plantilla sólo Morales (171) y Roger (108) le superan. Por delante tiene a Juanfran (153), Pedro López (126), Rubén (112) o Navarro (109). En total lleva 147 encuentros vistiendo de azulgrana.

A la espera de cómo evolucione de sus molestias, el partido de mañana contra el Sevilla no hay duda de que es muy especial para él. Es un secreto a voces que Monchi lo tiene en su agenda como relevo de Banega. Y también lo es el malestar en Orriols después de haberse dejado ver en el palco del Pizjuán el pasado 1 de marzo junto a su agente y el director deportivo hispalense aprovechando un día libre. Cuando vuelva a dejar de rodar, la pelota estará en el tejado de Quico Catalán.