Ahí está usted en la foto, con la copa alzada al cielo de Johannesburgo. ¿Qué piensa ahora?

Lo primero que me viene a la cabeza son recuerdos mágicos. Y sin querer te trasladas a ese momento, aunque hayan pasado ya 10 años. Aquel momento que vivimos todos en Sudáfrica fue tan potente que todavía hoy, y cada vez que lo recuerdas, sigue teniendo una fuerza brutal.

¿La realidad superó, de nuevo, a la ficción?

Sí, sinceramente. Porque hay cosas que no se pueden soñar. Ya lo he dicho muchas veces. Cuando era pequeño, yo tenía el sueño de ser jugador de fútbol, de ser jugador de élite, por así decirlo. De Primera División. Pero tampoco cuando era pequeño soñaba con ganar un Mundial. Una vez estás en el lío y estás en todo, pues, evidentemente, que esos sueños se pueden convertir en realidad. Pero también sabes, y más cuando eres ya un profesional, que conseguir cosas así tan elevadas es prácticamente imposible. Pero, al final, lo conseguimos.

¿Qué hay detrás de esa foto?

Hay muchísimo trabajo, sacrificio, horas de entrenamiento y de preparación a todos los niveles. Mío y de todo un grupo para conseguir ese gran momento. A nivel personal, y si lo acotamos a un año atrás, todavía tiene muchísima más relevancia. Y más valor, claro, poder levantarla.

Pregunta lkajsdlkasd sin párrafos nuevos lksjdas lkjadas lkjdas asdasdaskjdals.

Medusa adquireret umbraculi. Concubine miscere Octavius, etiam catelli agnascor syrtes, semper tremulus quadrupei insectat rures, quamquam adfabilis ossifragi i

De Stamford Bridge a Johannesburgo usted vivió unos meses muy duros. La muerte de Dani Jarque, lesiones y más lesiones, una depresión?

Es cierto. Por plazos y fechas sí creía que podía llegar al Mundial aunque luego empezaron a llegar los problemas. Pero tuve siempre la confianza del entrenador. Me sentí muy apoyado. Pude llegar, aunque no en las mejores condiciones.

Vuelve contra Chile.

Todavía recuerdo el silencio sepulcral que había en el autobús camino del estadio de Pretoria. Era todo o nada. Ganar a Chile y seguir o nos volvíamos para casa. En ese trayecto hacia el campo no hablaba nadie. Era muchísima tensión, muchísima presión, muchísimas emociones contenidas? Teníamos que ganar como fuera para poder respirar un poco. Y ese partido con Chile fue de una presión y tensión considerables.

Se juega, se gana y marca.

Tuve sensaciones muy agradables. Hacía mucho tiempo que no jugaba un partido entero y no estaba fino. Para mí, ese día de Chile era doblemente importante. Por lo que nos jugábamos, claro, y para saber cómo me sentía yo. Tenía ganas de volver a jugar, de volver a sentirme bien, de ayudar al equipo, de contribuir. Me lo tomé con esa mentalidad. Afortunadamente, todo salió bien. Ganamos, seguimos en el Mundial y, además, pude ayudar marcando un gol. Al terminar, nos dimos Raúl y yo un abrazo muy sentido. Al fin acababa un partido entero y, sobre todo, con buenas sensaciones.

¿Iniesta se siente ya Iniesta?

Pues sí. A partir de ahí, me siento bien. Era como decirme a mí mismo: 'Andrés, estás aquí. Has llegado'. No solo hablo en el aspecto físico, sino a nivel mental y de autoestima y confianza. Al fin, sentía que yo sí estaba ya realmente preparado.

Y España se asoma a una final del Mundial, algo nunca visto. Vuelve el silencio al autobús.

Sí, es un silencio distinto al de Chile. Pero hay silencio. Estás ante una final. Te sientes un privilegiado. Era presión y tensión, combinado con ilusión. Es algo grandioso estar ahí.

Baja del bus, llega al vestuario del Soccer City y pide algo?

Pensando en si somos campeones del mundo, me acordé de Dani Jarque. Entonces, antes de salir a calentar, le dije a Hugo: '¿Me puedes preparar, por favor, una camiseta para Dani?'. [Hugo es Hugo Camarero, fisioterapeuta de la selección]. Al volver al vestuario, la camiseta estaba ahí. Se me ocurrió en ese momento. No antes ni después. No llevaba nada pensado.

¿Creía que la mostraría?

Mi idea no era por si hacia un gol, sino por si ganábamos el Mundial y enseñarla luego. Quería quitármela y que entonces se viera el mensaje. No pensé en ponérmela por si marcaba un gol. Pensaba en la victoria del equipo y luego mostrarla.

Empieza la final contra Holanda. Es una final dura.

Se vieron entradas feas, duras, situaciones más allá del límite. Pero es una final de un Mundial, hay muchísimas situaciones que no son fáciles de controlar.

Pocos recuerden quizá que le podían haber expulsado.

¿Expulsar? No sé, no sé... Pero en una acción con Van Bommel en la segunda parte, donde él me pisa intencionadamente y el árbitro no pita nada, pues en ese momento saqué un poco la pierna y el muslo. Y él hizo bastante por dejarse caer.

Marca el gol y aparece Dani.

Hasta la camiseta salió perfecta de mi cuerpo. Quizá era el momento tan increíble que estábamos viviendo todos. Era como estar volando, era algo mágico. Yo creo que es difícil tocar el cielo, pero en ese momento todos estuvimos cerca. Muy cerca.

¿Fue instintivo el gesto?

Iba dentro de mi mente. Desde que me la puse, ya era algo natural. En ese momento, Dani, desde donde estuviese, nos ayudó a conseguir el Mundial. Son cosas que no se pueden explicar, que van más allá de lo consciente o racional. Están metidas por ahí y en momentos determinados pues no hace falta ni pensarlas porque te acaban saliendo solas.

¿Ha visto muchas veces el gol?

Muchas. ¿Cuántas? No sé,pero muchas. El momento tiene una fuerza que nunca se acabará. Cada vez que lo veo me emociono.

¿Era consciente de la felicidad que llevó aquella noche a millones de personas?

Cuando estas en el momento sabes que juegas para todo un país, o para muchísima gente. Juegas para ti y por ti, por tus compañeros, por tu familia pero viendo después todas las imágenes de cada rincón de España o españoles fuera y celebrando el gol y que habíamos ganado el Mundial se te pone la piel de gallina. Realmente es brutal ser participe de todo eso, y de todos esos momentos que recordaremos para siempre y has formado parte de la vida de las personas.

Al día siguiente de ser campeón del mundo, decía que «el fútbol te devuelve lo que le has dado'.

Lo decía y no por el gol. No es que el fútbol me devolviera ese momento de marcar ese gol. No, no. El fútbol me devolvió ser feliz y disfrutar, de nuevo, jugando. Soy de los que piensas que cuantas más cosas buenas haces y más cosas positivas metes en la mochila, más posibilidades tienes de que salgan bien. Es como todo. Cuando trabajas y te sacrificas y te tomas las cosas con la profesionalidad con la que debes, pues muchas veces salen bien. No es cuestión de ganar un título o marcar un gol, sino de sentirte feliz jugando o haciendo bien tu trabajo.

¿Qué recuerda ahora?

Recordaré siempre a una selección con un talento descomunal y un grupo de personas extraordinario. Conseguimos tener una combinación muy buena. Y luego se dieron todas las cosas.