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Tribuna

Pero ¿hay alguien ahí?

Peter Lim y Jorge Mendes, en una imagen de archivo. mariline alves

La pregunta no es baladí. Estamos hablando de una improbable decisión de Peter Lim de vender sus acciones mayoritarias del Valencia. Mientras en los medios informativos crece la ola favorable a la recuperación de la entidad, la vuelta a los orígenes, la recompra del espíritu que quiérase o no se vendió, seguimos sin que aparezca una voz autorizada. Alguien que personalmente o como cabeza de un grupo solidario, competente y responsable económicamente, de un paso al frente y ponga al señor de Singapur en el aprieto de obligarle a tomar medidas que garanticen la grandeza de la entidad futbolísticamente y cumplir con obligaciones tales como el remate del estadio, que se ha convertidlo en mausoleo de la impunidad y la vergüenza valencianista.

Hace unos días, la vicealcaldesa de la ciudad, Sandra Gómez, alzó la voz para recordarle al mago de Singapur que cuando adquirió la mayoría de acciones se comprometió, entre otras cuestiones, al margen de los compromisos con las instituciones, terminar el Nou Mestalla. La vicealcaldesa dijo algo que conviene anotar: «Quien es propietario para mandar y tomar decisiones en el club, también lo es para hacerse responsable de los compromisos del club». Si mal no recuerdo ya ha habido alguna ocasión en que el Ayuntamiento le ha tenido que recordar al llamado magnate que está moralmente en deuda con la ciudad. Da largas al asunto de la terminación del estadio pese a las varias ocasiones en que ha prometido la reanudación de las obras. El Centenari había sido una de las fechas prometidas.

En los medios informativos se está dando más alcance a la crisis de lo que había sido casi norma de silencio durante un quinquenio. Las informaciones de J. M. Bort en estas páginas han revelado una serie de cuestiones que habían pasado inadvertidas a la opinión pública. Entre otras razones, porque no se había dando entrada en su conocimiento y análisis. Afortunadamente, Levante-EMV ya hace años que levantó la voz para manifestar los apaños del señor Lim en connivencia con su socio asociado en sociedad, Jorge Mendes.

Hace años que Miguel Zorío empezó a poner de manifiesto sus múltiples dudas y claras acusaciones sobre la administración de Lim, pero su voluntad queda en eso, en buena voluntad. Ni Zorío, ni otros, que ahora, en baja voz, parecen dispuestos a alimentar la corriente que lleve a plantear una oferta para que Lim se vaya, tienen rostro visible. Lo más complejo en este asunto es encontrar a quien dé la cara. Seguiremos hablando de Lim y éste continuará intocable. Al magnate habría que convencerle de que con sus formas está perdiendo capital. Su administración ha sido tan nefasta que la entidad ya no tiene el mismo valor que cuando él la adquirió de aquella manera tan nefasta que propiciaron personas que hoy prefiero ni acordarme de ellas.

Leyendo a Bort tiene uno la impresión de que algo se mueve, de que podría ocurrir que finalmente hubiera una propuesta para intentar recuperar el Valencia Club de Futbol. Dicho esto vuelvo al comienzo:

-¿Pero hay alguien ahí?

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