El Valencia CF ha fichado más que un entrenador con Javi Gracia. Dentro del cuerpo técnico que trabaja junto al exjugador navarro hay una de las claves que pueden convertir, nuevamente, a los blanquinegros en uno de los equipos más competitivos de la Liga. El preparador físico Juan José Solla, gallego de 45 años que ha acompañado a Gracia en cada una de sus aventuras desde que se conocieron en el Pontevedra allá por 2007. Fuera de micro, los jugadores del Valencia apuntan genéricamente al físico como una de las razones de la caída vivida desde el regreso de las vacaciones de Navidad. Y el derrumbe absoluto después del confinamiento. A pesar de que cuidaron la forma, encerrados en sus casas, a la mayoría de los futbolistas del Valencia se le fundieron los plomos.

Juan José Solla (Redondela, Vigo) es el principal responsable de acondicionar el motor de los jugadores para poder cumplir con los conceptos tácticos del técnico. El plan Gracia -un equipo con el pulmón suficiente para llegar al ataque y replegar en defensa- necesita piezas en excelente estado de forma. «Me gustaría que mi equipo fuese intenso, agresivo en campo contrario con y sin balón, que pudiéramos dominar también el partido sin balón. Encontrar un equilibrio en ataque y defensa, y que eso se registre en las cifras de goles marcados y encajados», así describió el nuevo entrenador lo que desea de su futuro Valencia en la rueda de prensa del pasado martes.

La intensidad y la agresividad son dos cualidades fundamentales para aumentar el nivel competitivo de cualquier equipo. En ambas influyen dos factores, el psicológico y el físico. A lo largo de la pasada temporada, la estadística prueba como el Valencia de Albert Celades sufrió sin el dominio de los partidos. Sólo en seis de 37 encuentros (Liga y Champions) con el técnico catalán al frente el equipo jugó más tiempo en campo contrario que en el propio. Excesivamente reculado. Con Marcelino lo había hecho en dos de los tres primeros de la temporada, y con Voro, en dos de seis.

Ahora Gracia tratará de construir un bloque que aumente la actividad en terreno rival, con lo que al mismo tiempo controlar el juego y alejar el peligro de la portería. Esta concepción de juego, mediante un bloque que muerda intensa y habitualmente más allá de la línea de medios, requiere jugadores con el depósito lleno el mayor tiempo posible del año. Un objetivo para el que favorecerá la ausencia de competición europea.

En la campaña 19/20 el cambio de cuerpo técnico en septiembre significó un duro golpe en cuanto a la preparación física. La figura del preparador físico de Marcelino, Ismael Fernández, fue el secreto del éxito en los excelentes finales de 2018 y 2019. De hecho, la plantilla ha echado en falta su método, muy distinto al importado con el preparador físico de Celades, Javier Miñano. Tras una pretemporada en la que se había incidido en el volumen con sesiones largas de mañana y tarde, en las semanas previas a la Liga el equipo redujo el tiempo de las cargas, pero aumentando la intensidad con tal de favorecer la velocidad y la agresividad en juego.

Diferentes criterios

Según fuentes del vestuario, ese planning físico trazado sirvió para resistir a niveles aceptables hasta final de año, pero después los cambios se acusaron negativamente del mismo modo que la ausencia de tratamientos y recuperación en la cuarentena por culpa de la Covid-19. Miñano, que desde el Mundial con España en 2010 solo había ejercido en selecciones, apostó por entrenamientos de mayor volumen, a veces por encima de las dos horas, pero a una intensidad más baja (60%) que la experimentada en la etapa anterior. Con Ismael Fernández el consumo máximo de oxígeno, debido a la alta exigencia, se acercaba al 90% en una sesiones de tiempo reducido -45 o 50 minutos-, lo que daba mayor espacio para poder incidir en la estrategia o el trabajo por líneas. Recientemente, se ha marchado por falta de confianza otro factor de éxito en años anteriores, el doctor Pascual Casañ, especialista en fisiología.

Para el futuro, Juan Solla afronta el reto de fortalecer al Valencia y volver a 'dar guerra'. Miembro del grupo de estudios de Ciencias del Deporte en la Universidad de Vigo (HI20), el redondelano ejerce al lado de Gracia también como asistente. Es su hombre de confianza y un especialista en adaptar los trabajos físicos a todo aspecto del juego. La experiencia en la Premier le ha servido para implementar a sus entrenos ejercicios que potencian la presión, la velocidad de transición o la solidez en duelos. Además, por donde ha pasado se reconoce a Solla un control total de cada jugador en los planos físico, médico, nutricional y biomecánico.