Al nivel de lo que en su día fue la recalificación del Ciutat, el Levante UD anunció ayer una operación tan esperada como celebrada a nivel interno, un auténtico hito para la entidad. Tal y como Quico Catalán había adelantado el pasado 27 de julio a los patronos de la Fundación 'Cent Anys' en la Junta General Ordinaria, el club granota ha obtenido un crédito por valor de hasta 60 millones de euros con el que hará frente a las dos fases de la reforma del estadio y a la construcción de la Ciudad Deportiva de Nazaret. El acuerdo, financieramente muy complejo y que exigirá una monitorización al detalle por parte del prestatario, se ha alcanzado con el prestigioso grupo Edmond de Rothschild, un conglomerado de banca privada con 160.000 millones en activos que por primera vez entra en el mundo del fútbol español. La familia Rothschild es conocida por haber financiado grandes proyectos de infraestructuras (ferrocarriles, el canal de Suez, hospitales...) desde el siglo XIX.

La operación tiene muchas ventajas. Una es la comodidad en los plazos para devolver el importe, alrededor de 6 millones anuales. Además, el capital podrá ir devolviéndolo con los flujos de caja del propio proyecto, desde los ingresos adicionales por naming, a la gestión de palcos privados y hospitality o la venta de entradas. Como cualquier tipo de financiación, también es cierto que hay una serie de riesgos tales como la prenda de activos, incluida en el peor de los casos la mitad del fondo de garantía de LaLiga en caso de descenso deportivo. Estando en Primera división, el préstamo es perfectamente asumible. Del mismo modo sirven de garantía los ingresos de televisión, las propias instalaciones (Buñol) y, llegado el caso, hasta los derechos por algún traspaso. El más alto de la historia, el de Lerma al Bournemouth por 30,5 fijos más bonos y un 10 por ciento de la futura plusvalía, ya supuso un ingreso de la mitad del préstamo actual. Futbolistas como Campaña, Bardhi o Aitor son los más próximos a esos números.

Después de haber llamado sin éxito a la puerta de muchos bancos convencionales, y gracias en buena parte también a la implicación del círculo de confianza más íntimo del presidente en el Consejo, la solución se ha encontrado en un esquema de 'project finance' con un periodo de devolución muy largo, de hasta 14 años, lo que permite que los plazos sean más asumibles. Un valor añadido de la operación es que los tres bloques de deuda, uno para la primera fase del Ciutat, otro para la segunda y un tercero para Nazaret, se quedan fuera del balance corporativo y no afectan por tanto a la calificación crediticia del club. Pese a que este punto no se menciona en el comunicado oficial, esto es importante sobre todo de cara al fair-play financiero, ya que permitirá un mayor desahogo.

Además de la financiación de las obras de remodelación del Ciutat y la construcción de Nazaret, el Levante también cancela de esta manera los créditos pendientes por valor de 13 millones con Caixabank y Cajas Rurales Unidas que la administración concursal garantizó con una hipoteca sobre el estadio y que estaban refinanciados hasta 2034. Conforme reza el comunicado oficial, la operación se ha estructurado de forma escalonada. «El primero está destinado a la primera fase de remodelación del estadio y cancelar los créditos garantizados con la hipoteca sobre el mismo. Un segundo para financiar la construcción de la nueva ciudad deportiva de Nazaret y el último tramo para las siguientes fases de la remodelación del estadio. La amortización estimada de la operación será en doce años». La reforma de la cubierta asciende a unos 17 millones y la construcción de Nazaret entre 12 y 14.

Para estructurar la operación, se ha creado una 'sociedad vehículo' rebautizada como Levante UD Nuevos Desarrollos SL de la que el club es su socio único y Quico su administrador. Esta sociedad, que será titular de la concesión de Nazaret por parte de la Autoridad Portuaria, es el resultado de la compra hace un mes de una pequeña empresa (Easyhealth Technologies) dedicada hasta entonces a la programación informática y con la que se evitaron los plazos más largos de haber creado una nueva.