En mitad de la tormenta el plan del club sigue su curso. Las coordenadas admiten matices, pero los responsables están pendientes de cerrar una nueva salida. El próximo movimiento será un traspaso, otro. Después llegará el momento de establecer prioridades y atacar operaciones abiertas en el mercado, pendientes de ese movimiento recaudatorio que permita aliviar cargas económicas a todos los niveles. La realidad financiera del Valencia hubiera sido compleja con Liga de Campeones, sin Europa League es más triste todavía y en el marco actual -de desplome- es realmente complicada. Javi Gracia tendrá que armar un equipo a partir de una reconstrucción basada en la desinversión y la austeridad. El míster sabía a lo que venía y no es la primera vez que supera las expectativas... ahora mismo bajas. El proyecto pasa por la capacidad de Javi Gracia para transformar el agua en vino.

La hoja de ruta advierte una operación importante. Esa parece ser la única forma de plantear un primer fichaje, en el mejor de los casos. La posibilidad de tener que hacer más ventas antes de firmar un refuerzo también existe. Garay terminó contrato, Parejo se ha marchado libre, Coquelin deja sobre siete millones y Ferran fue vendido por 23. Todavía hace falta un salto y el único jugador por el que puede llegar una oferta con sustancia es Rodrigo Moreno. Esa 'oferta adecuada' que el club espera queda en el arco de los 30 a los 40 millones. La llave la tiene su agente. Este verano conseguir una oferta de sesenta millones -como hace un año- es ciencia ficción y se presenta como la última oportunidad para que las partes puedan explotar intereses deportivos y económicos.

La palabra del presidente

El club tiene problemas de liquidez. Anil Murthy ha hablado de liderar a través de una gestión responsable en este ciclo de crisis y -a la vez- de construir un nuevo equipo. Ese es el panorama que pintó en The Straits Times de Singapur. «Vamos a tener una temporada complicada debido al Covid-19, por lo que debemos ser responsables y controlar los costos de manera estricta. ¿De qué sirve un club en quiebra?». Las cosas van a ser duras para todos, pero en el Valencia están fallando las formas y el mensaje.

El plan es una plantilla corta en la que tengan cabida jugadores del filial. Sería así sin bajas, pero Gracia tiene claro que tendrá que tirar de filial para completar plantilla. La pretemporada va a ser fundamental para medir a los Esquerdo, Koba, Yunus o Guillem Molina. Sin competición europea, la posibilidad de trabajar jornada a jornada permite reforzar la calidad de las sesiones de entrenamiento y exprimir a los jugadores con un partido a la semana.

Diogo Leite pende de un hilo

La situación es extrema, tanto, que la llegada de Diogo Leite pende de un hilo. Como ha informado Superdeporte, la diferencia entre el Valencia y el Oporto por el central -sobre cinco millones de euros- es ahora mismo un abismo. El club no está en condiciones de afrontar una apuesta-inversión de 15 millones. La operación está viva, con todo perfilado, pero con esa diferencia entre clubes por resolver. Mendes dirige el destino del portugués y el Oporto cuenta con Leite para hacer caja. En la encrucijada emerge la figura de Otamendi, líder total, pero con varios handicaps: pasaporte y el traspaso que pide el Manchester City más su ficha. No es imposible, pero sí comprometido.

Al otro lado, futbolistas que se consideraban prescindibles pueden cambiar su rol. Futbolistas como Cheryshev o Gameiro pueden hacer base y brindarle un servicio importante a Javi Gracia. Además, no quieren dejar el equipo. Lato, Racic, Jason... el contexto les brinda una oportunidad, en el caso de Jason para ser importantes de verdad. Dependerá también del mercado, abierto en el caso del gallego y del serbio. La situación parece clara para Cillessen. El holandés es una carga a nivel financiero. No hay equipo que pague un gran traspaso, pero sí se harían cargo de la ficha, como el Ajax, pendiente de la venta de Onana. El efecto dominó está latente, a punto de desatarse. El Valencia tiene listas un par de alternativas. Cillessen depende de ese movimiento de piezas, su salida sería una descarga, pero no va a producir ingresos formidables.