Ronald Koeman, 'una vaca sagrada' en el siglo XX, llega al Camp Nou para acabar con las 'vacas sagradas' del siglo XXI. Aún no ha abierto la puerta de su despacho en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, pero tiene muy claro el plan para regenerar un vestuario viciado que había tomado el poder del club.

El futuro nuevo entrenador del Barça sabe que debe empezar por las grandes piezas que sirven no solo como mensaje sino también como ejemplo. Desea imitar Koeman a su viejo amigo Guardiola. Si en el 2008 abandonaron el equipo Ronaldinho y Deco (Etoo aún tuvo un año de prórroga avalado por sus propios compañeros), en el 2020 le tocaría hacer las maletas a Luis Suárez, Umtiti, Arturo Vidal y Rakitic, según la hoja de ruta 'koemaniana', pendiente, por supuesto, del enrevesado escenario económico al que se enfrenta el Barça.

La incógnita Messi

¿Y Messi? El silencio que mantiene el astro sobre su futuro se hace cada vez más poderoso en medio del caos que sacude al Barça tras la vergüenza ante el Bayern de Múnich. A sus 33 años, Messi dejó pasar la fecha en que podía irse libre este mismo verano y ahora su cláusula de rescisión, fijada en 700 millones de euros, ejerce de frontera disuasoria. Por mucho que será él, y solo él, quien decida su próximo paso.

Hay pocos clubes, además, que puedan asumir la ficha anual del capitán azulgrana, estimada en torno a los 50 millones de euros netos. Inter, Manchester City y ¿quien más...? Y, además, enfadado como está con la junta de Bartomeu porque siente que le ha dejado sin socios adecuados tras la marcha de Neymar, gana tiempo para tomar una decisión que marcará el tramo final de su carrera.

Con contrato en vigor todos

Pero esa hoja de ruta queda, en todo momento, condicionada por la delicada situación económica que vive el club, que dejará de ingresar más de 200 millones de euros por el Covid-19, y por las dificultades para dar salida a todos estos futbolistas, que tienen contrato en vigor y con unos salarios inasumibles en este mercado pandémico.

En ese documento también hay dos nombres muy simbólicos: Sergio Busquets, segundo capitán de la plantilla tras Messi, y Jordi Alba. Aunque todo dependerá de tan inusual mercado de fichajes. Si el Barça no encuentra unos recambios adecuados para ambos acabarían quedándose.

Busquets, con 32 años, tiene contrato hasta el 2023 y una ficha inaccesible en este mercado pospandemia. El vínculo del lateral zurdo (31) expira en el 2024 con un salario que se marcaba por los parámetros de antes del coronavirus porque firmó su renovación en febrero del 2019.

Aligerar masa salarial

A Suárez (33), por quien ya se ha interesado el Ajax para repescarlo, le queda un año de contrato. Termina en el 2021 y el Barça estaría dispuesto a darle la carta de libertad para aligerar la masa salarial, una de las grandes obsesiones de la junta en el último año de mandato para cuadrar las cuentas y combatir la caída de ingresos por el Covid-19.

Rakitic (32), que suspira por regresar al Sevilla, pese a que su sueldo lo complica mucho, y Arturo Vidal (33), por quien se interesa el París SG, también acaban al final de la próxima temporada, por lo que el diagnóstico de Koeman apunta directamente al núcleo de los treintañeros, obligado a rejuvenecer la plantilla. Por rendimiento y también como símbolo de que se ha instaurado un nuevo orden donde quien manda es él.

Y Umtiti (26 años) es un caso perdido para el club, dolido porque no se quiso intervenir de sus problemas físicos en la rodilla y ha tenido un papel absolutamente marginal en el equipo coincidiendo, además, con la renovación que suscribió un mes antes de ser campeón del mundo con Francia en Rusia-2018.

Inyectar energía nueva

Ese es el punto de partida que ha trazado el nuevo entrenador para agitar un vestuario que ha ido ganando poder en el club al tiempo que iba perdiendo rendimiento en el campo, sobre todo en Europa porque hace cinco años que no gana la Champions.

A Koeman le corresponde regenerar una plantilla gastada en la que la inclusión de jóvenes como De Jong, que ahora adquirirá un rol influyente en la estructura del equipo, no habían podido romper las viejas jerarquías. Ni él ni Griezmann han inyectado la energía que se esperaba a un grupo que se derrumbó con tal estrépito en Lisboa que se quedó sin coartada.

Primero dejen salir, luego llegarán los nuevos. Tampoco demasiados porque el Barça no tiene recursos económicos si no logra antes ingresos por traspasos (algo complejo) o se ahorra salarios. Al comprobar que no existía nadie en el mercado dispuesto a pagar los 80 millones que pide por Coutinho, el club planea recuperarlo para el nuevo proyecto, algo que ya quería Setién, aunque la junta le decía que era inasumible tener tantas estrellas (Messi, Suárez, Griezmann, Dembélé, Piqué, Busquets...) con sueldos tan elevados.