Pese al jaque del «caso Fuenlabrada», LaLiga ha vuelto a coordinar con el visto bueno del gobierno un nuevo protocolo unificado de entrenamiento y competición que ya ha enviado con fecha 23 de agosto a sus 42 clubes de cara a la temporada 2020/2021. A diferencia del anterior manual, que solo tenía 17, son 69 páginas llenas de normas sanitarias en las que se regula hasta el más mínimo detalle para evitar contagios de Covid-19. Y es que, a la espera de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) resuelva este jueves el sorteo del calendario de Primera y Segunda, la patronal mantiene el plan de arrancar el 12 de septiembre. Eso sí, en todo el texto no hay ni el más mínimo espacio a que vuelva a haber público en los estadios. El aforo máximo es de 220 personas y queda en el aire la aplicación de medidas aún más restrictivas «en función de la evolución epidemiológica del país o de una Comunidad Autónoma».

El afán regulatorio del documento es total: vestuarios, gimnasios, salas de fisioterapia, comedores, aviones, autobuses, trenes, hoteles, ascensores, duchas... No se escapan los entrenadores, en cuyas charlas técnicas habrá obligatoriamente dos metros de distancia entre sillas. Y todavía menos los jugadores, a los que se recomienda «limitar las actividades de ocio». A partir de tres o más casos detectados se considerará que hay un «brote», por lo que se prohíbe el uso de las duchas o en el mejor de los casos se limita a turnos de «no más de siete jugadores». En los partidos solo podrán coincidir dentro del vestuario «los once titulares más el portero suplente», además en asientos alternos. El resto de convocados tendrá que esperarse para entrar.

Los clubes, que estaban a expensas de la normativa para confirmar posibles stages de pretemporada, apenas recuperan el control que habían perdido sobre los viajes pero todo sigue estando limitado. Incluso sus amistosos de preparación, ya que necesitan permiso especial para jugar contra equipos que no sean de LaLiga y garantizar que esos rivales están limpios. De hecho, una de las líneas rojas está en los desplazamientos. La recomendación es viajar en vuelos y AVES chárter (o en la zona business y vagones completos si son regulares). La ocupación de los buses será como máximo del 50 por ciento y los conductores, el 'titular' más dos reservas de la empresa de transportes, también deberán someterse a una PCR. El catering queda totalmente prohibido. Cada jugador seguirá recibiendo su pic-nic en una bolsa individual con su nombre.

Las medidas de control y acceso a los estadios seguirán siendo igual de estrechas: la zona verde abarca «el punto crítico» en el que se encuentran los equipos, la azul los palcos y salas y la roja el exterior. Y es que LaLiga entiende que es en el entorno de las instalaciones, más allá del campo, donde hay mayor riesgo. Alrededor del césped habrá un máximo de cuatro regopelotas cuya misión será estar continuamente desinfectando los balones.

Una de las peores partes se la vuelven a llevar los medios de comunicación. Solo se acreditará a 4 cámaras de televisión sin derechos, 6 radios (RNE, 4 nacionales y 1 local), 14 fotógrafos y seis periódicos. Para garantizar el control, LaLiga ha establecido dos tipos de partidos en función de su trascendencia y cuatro fases: días previos, pre-partido, partido y post.

Los jugadores se someterán a una PCR 48 horas antes y a tests rápidos semanales, mientras que los servicios médicos tendrán que rastrear sus contactos estrechos durante las 48 horas previas. Cualquier positivo deberá permanecer 10 días en aislamiento previa comunicación a las Comunidades Autónomas.