Sea cual sea el ecosistema competitivo, un derbi es un derbi. Independientemente del ámbito y de la circunstancia, la rivalidad vigente entre ambos garantizará siempre emociones sobre el terreno de juego. Pese a los rescoldos aún humeantes de los últimos envites de los dos conjuntos, el periodo de pretemporada, más breve de lo habitual debido a poco margen de tiempo entre la conclusión de la campaña anterior y el comienzo de la siguiente, dictó que la rivalidad comenzara a tantearse cuanto antes. Que los dos representantes de la ciudad de València midieran fuerzas para empezar a calentar un curso donde la redención valencianista, y la ambición levantinista, serán los puntos a seguir.

Aunque ambas entidades vislumbren sus respectivas diferencias, poseen un factor común que estará presente en el enfrentamiento. Borja Mayoral es una posibilidad que seduce en grandes necesidades. Sin embargo, su exequipo no cumple con los parámetros económicos que se exigen para acometer la operación, y el Valencia conduce a rebufo hacia la línea de meta, con la esperanza de hacerse con los servicios de un futbolista con mimbres de fuera de serie. No en vano, el Levante ya tiene a su 'crack'. Su carta de presentación lo acreditó y el club carga todas sus esperanzas en su potencial. Jorge de Frutos fue la nota más positiva de la puesta en escena de los de Paco López en pretemporada frente al Mallorca.

Mientras, y sin margen de recuperación tras el cortocircuito que supuso enfrentarse a Parejo y Coquelin con una indumentaria que no portase el escudo del Valencia a la altura del corazón, los pupilos dirigidos por Javi Gracia se encuentran inmersos en un proceso de transición. Toca resetear y reestructuras las piezas para el derbi.