Mestalla asiste esta noche a uno de los derbis más inéditos de la historia. Nunca antes Valencia y Levante UD se habían enfrentado en un contexto tan inusual. El enfrentamiento vuelve a ser a puerta cerrada a causa de la pandemia, como en el último precedente, pero hay que añadir varios factores atípicos: el duelo llega por primera vez con el estreno del campeonato y con dos clubes que atraviesan momentos históricos antagónicos. El Valencia, poderoso y favorito por su avasalladora tradición y masa social, comparece inmerso en la peor crisis deportiva, económica e institucional de sus 101 años de vida. Sin empezar LaLiga, Javi Gracia ya ha disparado la alarma por la involución galopante de un proyecto desmantelado en tiempo récord. Las buenas sensaciones de la pretemporada, con los clásicos valores tácticos recobrados, han empujado a Anil Murthy a insinuar que se cuenta con un bloque suficiente para competir, obviando cómo puede afectar a un plantel demasiado tierno y joven el vértigo del torneo más exigente de Europa y el peso de las expectativas de Mestalla. Por otro lado, ante el color que tomaba la previa, desde el Levante UD se ha querido frenar el inesperado favoritismo recordando, casi con incredulidad, el abolengo de su rival. Pero la realidad es que el equipo de Paco López tiene una oportunidad inmejorable de vencer por primera vez en LaLiga en Mestalla. La última victoria oficial levantinista se remonta a junio de 1937, también en circunstancias excepcionales, en mitad de la Guerra Civil, con goles de Nieto y Gaspar Rubio por partida doble (0-4). El optimismo «granota» no se fundamenta, esta vez, sólo en la rivalidad vecinal, mucho más pasional en Orriols. Frente a un equipo desarmado y castigado por la recesión y la ausencia de una idea, más allá de la que marca Gracia, el Levante UD se presenta con una hoja de ruta clara, con una plantilla estable, una identidad reconocible y con un crecimiento institucional esperanzador. Tantas veces sacudido por todo tipo de vaivenes que le precipitaron al vacío de las divisiones inferiores, los levantinistas ven en la expansión de las obras del Ciutat de València el orgullo de un club que vive el mejor momento de sus 111 años de una existencia que hace tiempo dejó de ser atormentada. Repleto de jóvenes, el Valencia confiará en la jerarquía de los Paulista, Gayà, Soler, Kondogbia y Maxi Gómez, supervivientes entre tanta venta sin consuelo de fichajes. López tiene las bajas sensibles de Vezo, Rochina y Roger, que no alteran una idea de juego en la que se querrá ser siempre protagonista. Y más en el gran feudoprhobihibido del levantinismo.