En la efervescencia de las grandes crisis, nacen oportunidades, pequeñas sacudidas revolucionarias. La renovación interna de la plantilla del Valencia para cuadrar las cuentas ha generado, entre sus efectos, la necesidad de buscar nuevos órdenes en la plantilla, tanto futbolísticos como jerárquicos. El Valencia de herencia marcelinista era un equipo de pilares muy reconocibles, casi inamovibles, con Dani Parejo y Rodrigo Moreno como grandes referencias. La identidad del Valencia era un calco de su fútbol y de su carácter. En la actualidad, mientras espera fichajes, Javi Gracia reinventa el equipo en todos los frentes para devolverle la estabilidad perdida.

Algunas respuestas las proporciona el propio fútbol. Se vio ante el Levante UD, en un derbi con muchos nombres destacados en los que, por su importancia colectiva, destacó el de Kang In Lee. Situado como mediapunta, el surcoreano se movió a sus anchas, participando tanto en el último pase como en la creación del juego, cuando bajó varias yardas en los momentos de dominio abrumador del centro del campo «granota». Fue la versión Mundial sub'20 de la joven estrella del Valencia, donde fue proclamado mejor jugador de un torneo en el que los rivales le aventajaban en dos años. Desde esa demarcación, como 10, Kang In Lee contempla el juego con una mayor amplitud panorámica, su participación es más constante y sus misiones ya no son tan específicas cuando partía desde la banda y era un futbolista más concreto que global.

El cambio táctico también empieza a ser físico, con mayor autonomía en su kilometraje. Unidos los dos aspectos, su chip mental es otro y su ambición luce, ya no le traiciona. Con esas dosis de mayor confianza, Kang In Lee ha domado un temperamento que en la campaña pasada llegó a frustrarle, con dos expulsiones por roja directa, en dos escenarios (Atlético y Real Madrid) en los que ansiaba desplegar su fútbol y disfrutar. No ayudó el contexto de un proyecto inestable con mucho desgaste psicológico para todo el equipo y, en especial, para los más jóvenes.

Metódico, disciplinado y hasta supersticioso en los hábitos, ahora parte de cero y se siente más protagonista. Su «feeling» con la plantilla es bueno, tanto entre la camada de jóvenes como en pesos pesados como Paulista, Gayà y especialmente Maxi Gómez, con quien tiene una gran afinidad personal que se manifiesta también en el césped, como en la jugada del segundo gol frente al Levante UD.

Sin tener cartel de titular, el tirón comercial de Kang In Lee ya era considerable y ahora puede entrar en una nueva dimensión. Desde Meriton se tiene una doble esperanza en el jugador, por su fútbol y por su imagen de cara a adentrarse en el mercado del sudeste asiático. El presidente Anil Murthy suele confesar que el aficionado oriental es más seguidor de jugadores que de clubes, y con Kang In Lee pretende demostrarlo. Es el segundo futbolista de su selección con más seguidores en redes sociales, solo por detrás del héroe nacional Heung-min Son. En Corea del Sur, donde la cultura al ídolo en el fútbol es muy mitómana, como sucede con los grupos musicales juveniles, Kang In Lee ya es la imagen de firmas como LG, Gatorade o la compañía telefónica KT. Además, tanto el Valencia como la oficina de LaLiga en Seúl reciben peticiones diarias de entrevistas para la emergente estrella, cuya exposición mediática se tutela con precaución.

Entre medias, también se trabaja en su ampliación de contrato (acaba en 2022), que parece mejor encaminada tras la mala experiencia con Ferran Torres. Mestalla ya ha asistido a transiciones de ese estilo, aunque quizá nunca tan agresivas, a mediados de los años 80 con el descenso, del que se renació con sangre canterana, como a finales de la pasada década, cuando la crisis inducida por el solerismo llevó a los Soldado y Jonas a tomar el relevo de los Villa, Silva y Mata. Kang In Lee se muestra encantado de ayudar a los Gayà y Soler a mantener la bandera. Es su año decisivo y está dispuesto a aprovecharlo.