Ni una sola ocasión tuvo el Atlético de Madrid en 94 minutos contra el Villarreal, que lo anuló sin remisión, apagado de principio a fin por el detallado y certero plan de Unai Emery, válido para empatar, no para ganar, en el Wanda Metropolitano, escenario de un duelo prácticamente inofensivo. Empatado de nuevo el equipo rojiblanco, como tantas y tantas veces en los últimos tiempos - y por segunda jornada seguida-, sufrió una pesadilla durante todo el partido de la que sólo despertó cuando el árbitro pitó el final y decretó un asunto previsible: 0-0.

El personaje principal de tal desconsuelo vestía de amarillo, demostró ser un bloque compacto, casi siempre inabordable, trabajado por Unai Emery hasta la más mínima circunstancia del juego, enfocó a las virtudes locales para dedicar toda su atención y bloquearlas. En suma, el Villarreal ejerció como tantas veces lo hizo el Atlético.

No había duda de la transcendencia del choque, percibida desde el once titular. El mismo en el Villarreal, con Estupiñan a disposición de Unai Emery; uno muy parecido al tipo en el Atlético, calcado a muchos días de la pasada temporada, si no fuera porque ya dispone en el ataque de Luis Suárez, mientras en el medio campo volvió a la fórmula de Thomas, Saúl y Koke. Sin embargo, el estudio de Emery oscureció sus recursos ofensivos más insistentes: no le permitió una presión alta, recubrió las bandas para impedir las subidas de los laterales, se replegó cuando el bloque de Simeone diseñó ataque posicional y presionó sin descanso a Joao Félix.

Tampoco se vio a Luis Suárez ni siquiera cerca del área. Tener a un futbolista de su pegada y no darle ninguna ocasión también promueve una reflexión al Atlético. Porque casi siempre se jugó al duelo diseñado por el Villarreal. Sin duda. El ritmo, lento, era el que quería el equipo amarillo. Sus riesgos eran limitados, tanto como su ofensiva. Demasiado respeto, excesivo quizás, y ante cualquier duda aparecía Oblak para evitar errores.

Frente a tal panorama, especialmente tardía fue la reacción de Simeone, que no movió ninguna pieza del ‘tablero de ajedrez’ hasta el minuto 68, cuando propuso todo el vértigo que faltaba: Diego Costa -por Suárez-, Marcos Llorente y Yannick Carrasco, adentro. Ni así provocó una oportunidad y el 0-0 se hizo definitivo.