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Una deuda con Eusebio

Eusebio y Genovés.

Rovellet , grande entre los grandes del Joc de Pilota, se fue de los trinquetes dejando la estela de su elegancia. Seguramente no ha habido pelotari capaz de ejecutar con tanta belleza los golpes más difíciles, convirtiendo las losas y murallas en una pista de ballet. Oyó hablar de un chavalín que impresionaba por su poderío y pensó que merecía la pena acercarse al trinquet de Sueca donde se anunciaba aquella tarde. La anécdota me la comentó un día en la salita de recepción que Emilio Peris tenía en el trinquet El Zurdo de Gandia: «Vi que era un joven con muchas facultades físicas y un poder de pegada impresionante pero era un auténtico desastre en los rebotes. En una jugada esperó la pelota y le pasó por encima de la cabeza y pensé para mis adentros que aquel chaval sería mejor que se dedicara a otra cosa… Y fíjate dónde llegó». Lo decía junto a Paco, con una sonrisa contagiosa, la que siempre tiene.

Una tarde grande en Pelayo. Rovellet y Genovés coinciden en el arco de acceso a las losas. Y Paco cuenta, cómo sólo él sabe hacer, su admiración por «mestre». Me mira y me habla para que me escuche Tonín: «Jo començava i m’anuncien contra este senyor en la Maestrança (tradúzcase trinquet de Borriana en tiempos del trinqueter Viñes). Vaig tirar una pilota a la galería, rebojeta, cau i este mestre l’ espera i la juga al aire per baix del braç. No la deixà caure i que botara, vullgue jugar-la a l’ aire. I jo pensí, quan sería capaç de fer una cosa així…».

Y Paco le pregunta a Tonin:

- I tu per qué la jugares aixi?

- Perquè si l’haguera deixat botar haguera fet el que fan tots i no sería Rovellet….

Paco y Rovellet lucen en la galería fotográfica de figuras que han marcado época en la historia de este deporte, pero allí no está José Sanvenancio Merino, «Eusebio», de Riola. Muchos aficionados, diríase que de manera unánime, se han preguntado por la ausencia de su retrato entre los del Nel, Quart, Juliet, Rovellet y Genovés. Las explicaciones no acaban de convencer. Eusebio fue el número uno indiscutible durante una década entre la decadencia de Rovellet y la irrupción de Genovés. Con éste protagonizó durante más de tres lustros la partida estelar. El de Riola, que afirmaba que para se profesional hay que pasar el bachillerato y los cinco años de universidad, «i encara així ja vorem…», se retiró con cerca de cincuenta años. Muchos jóvenes intentaron apartarlo de los carteles contra Genovés. No pudieron. Eusebio fue el rival más poderoso de Genovés hasta bien entrada la cuarentena. De hecho se retiró cuando dejó de ser el resto contrario a Genovés. Aquel público de Pelayo, enamorado de Rovellet, que recibió la supremacía de Eusebio con ciertos resabios, acabó rendido ante la grandeza del de Riola. La anécdota, en este caso triste, es su ausencia de la galería de grandes de la historia.

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