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Rafa Nadal y Genovés

Rafa Nadal y Genovés

Portadas completas, apertura de informativos, horas de comentarios elogiosos. Un periódico deportivo cambia su nombre en bisílabas por el de Rafa, genial idea. El tenista ha conquistado su décimo tercer título en Roland Garros. Ha vencido en veinte grandes torneos. Estamos ante un deportista que en tiempos de la antigua Grecia alcanzaría a compararse con Heracles, el de los doce trabajos que le llevaron a la divinidad. Alguien ha dicho de Rafa Nadal que es uno de los diez mejores en la historia del deporte mundial. Seguramente. Es un deportista que vertebra a un país tan complejo, tan polarizado, tan infectado por los bajos instintos de la política. Rafa Nadal es de todos los españoles.

Antonio Scaino, teólogo y renacentista italiano ya nos describe en el siglo XVI las varias maneras de jugar a la pelota, entre ellas: «el juego de mano con la cuerda» y el de la «raqueta con la cuerda». Y nos comenta el tanteo por quinces y juegos. O sea el origen del tenis es posterior al de la pelota a mano a lo largo, con la cuerda o sin ella, es decir, a rayas, que también lo explica perfectamente el investigador italiano. Y es posterior porque la mano es natural al hombre, y la raqueta, hecha por el hombre. Así pues, hasta finales del siglo XIX y principios del XX la historia del tenis y de la pelota corre paralela. Todo hasta que empresarios ingleses vieron la posibilidad de rentabilizar el que ya se denominaba tenis. No fue hasta los años sesenta del pasado siglo cuando empezó un tenis altamente profesional. Hoy es uno de los deportes mejor pagados, eso sí, entre una élite muy selecta. Rafa Nadal pertenece a ese reducido grupo que, gracias a sus condiciones, a su perseverancia y a su espíritu ganador, ha logrado alcanzar los máximos honores.

Un chaval de Genovés, en tierras valencianas comenzó a jugar en las calles del pueblecito donde nació. De joven prueba a practicar la pallacorda de Scaino con una pelota dura y pequeña, verdadera piedra que daña las manos. En breve tiempo se convierte en el número uno indiscutible. Sólo ocupará espacios en algunos medios regionales. Ni siquiera todos los valencianos conocen de su existencia pero ese deportista llena calles, plazas, frontones y trinquetes, levanta pasiones entre los adeptos, protagoniza gestas increíbles: juega sólo contra los tres mejores rivales. Y les vence. Y se plantea nuevos retos. Como el mito griego, derriba toros, serpientes, mata leones, nada parece detener sus poderes. No hay monstruos de siete cabezas que se le resista. Los médicos le analizan y concluyen que no han visto hombre con tantas potencialidades físicas. Con los dedos de sus manos destrozados sin circular la sangre en sus capilares se resiste a operarse y en esas condiciones ganará durante años a todos sus rivales, en las peores condiciones. Heracles quedaría sometido a su poder.

Pero la pelota valenciana es un deporte minoritario, sin presencia en los medios, reducido a una región mediterránea. Paco será conocido en otras regiones donde se conservan juegos similares pero el deporte del que surgió el tenis perdió la batalla comercial. Nunca quiso jugarla. Para los que conocemos la historia de común del tenis y de la pelota, el más grande deportista de todos los tiempos, el que derrotó no a uno, sino a tres leones, los más fieros, lleva el nombre de su pueblo y todos le conocen como «Paco». El mejor deportista de todos los tiempos.

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