Nuevo problema en Mestalla. El Valencia CF está planteándose sancionar a Geoffrey Kondogbia al entender que ha infringido el código de comportamiento interno del club al acusar públicamente al presidente Anil Murthy de haberle engañado. Lo hizo en la noche del pasado jueves en sus redes sociales con un mensaje en el que se leía: «Después de haber destruido un proyecto ambicioso, has tenido que engañar a tu entrenador, y por último a mí. Gracias Anil Murthy», acompañado con unos emoticonos de aplausos, todo ello ligado en principio al interés del Atlético para hacerse con sus servicios.

El caso Kondogbia, así, es la última grieta en un barco que navega a la deriva, pero se mantiene a flote –de momento– gracias a la responsabilidad y al amor propio de muchos profesionales. Primero, el no proyecto es evidente, pero el club hace bien en defender que un futbolista de la importancia de Kondogbia no salga en el contexto actual: sin margen de maniobra en el mercado, hasta enero, sin capacidad para invertir y sin un relevo a la vista en plantilla o en el filial. El club no puede permitir que salga, menos todavía, con la oferta del Atlético de Madrid: cesión por tres millones de euros con una opción de compra sujeta a una serie de objetivos deportivos. Esa es la información que llega a este periódico desde el Valencia CF.

Si Kondogbia tenía motivos lógicos y comprensibles para plantearse su salida, ha perdido parte de razón descarándose en redes sociales. Sus dolores en el pie tampoco ayudan. Menos todavía sin parte médico y como posible baja para Villarreal. Un tipo como él –inteligente y maduro– tiene que conocer el alcance de las consecuencias, tiene que saber que las redes sociales no son el sitio y este no es el momento. La oferta –según la versión del club– no alcanza para plantear otro escenario que no sea dejarla pasar. Las palabras de Diego Pablo Simeone en rueda de prensa tampoco le ayudan: «No he hablado con Kondogbia». Fantástico desmarque. Puede que el futbolista se haya calentado con la posibilidad de entrar en un club con aspiraciones de otra altura... Eso o el Atlético le ha engañado.

Kondogbia tenía un compromiso con el Valencia. La propiedad lo puso en el mercado, pero la situación se corrigió con la llegada de Javi Gracia. El empeño del míster, su confianza y su plan para empoderar al jugador fueron determinantes para la continuidad del francocentroafricano. Ese es uno de los motivos que ha impulsado su condición de tercer capitán y de líder del centro del campo. Kondogbia también era consciente de lo que iba a suceder: salidas, recortes, un proyecto restringido y condensado en torno a futbolistas como él, como Gayà, como Soler, como Gabriel, como Wass, como Maxi. El plan era otro, claro. Iban a salir pesos pesados e iban a llegar refuerzos. El guion 20/21, con Javi Gracia, debía tener otra dimensión.

Hay otra cuestión capital, su situación contractual. Kondogbia llegó desde el Inter en verano de 2017 con una opción de compra de 25 millones de euros y un contrato hasta 2022, pensado desde el principio para producir un salto durante este último mercado de verano (2020): renovación o traspaso. Por eso, las condiciones cambian, ha bajado la cláusula –de 80 a 30 millones– y baja el sueldo, en torno a un millón de euros. Esto pesa también. Aquí viene otro foco de conflicto: la cláusula. Los 80 millones dejan de estar activos tras la ventana de verano; para enero serían treinta.

La excepcionalidad en la que se maneja el Atlético (un mes para fichar en el mercado español tras el clausulazo del último día Thomas Partey-Arsenal) deja la situación abierta a la interpretación. El club traslada que son 30, también por interés, porque con la cláusula en mano podría fichar, siempre dentro de nuestras fronteras futbolísticas. Ya no hay alternativa de movimiento internacional, como le pasa al Atlético de Madrid.

Por ello, el Valencia está en su derecho de hacerse fuerte. Hasta el 5 de octubre las condiciones podían ser unas y ahora otras, porque la situación es distinta. Si el Atlético lo quiere, desde luego, tiene que aumentar su apuesta o va a dejar a Kondogbia tirado.