Se quería retirar en el Valencia. Daniel Parejo Muñoz se quería retirar en el Valencia, el club en el que se había convertido en un capitán de época después de tener que resistir a su década más convulsa hasta levantar la Copa del Centenario entre lágrimas, las mismas que hace dos meses volvía a derramar perplejo, en su despedida telemática en el salón de su casa. Parejo no se retirará en el Valencia pero en el Villarreal, su nuevo club, contribuyó con un espléndido gol y 102 pases completados de 106 intentos a la descomposición de un proyecto abandonado por Peter Lim, que deshonró sus servicios y legado. El primer gol fue de Paco Alcácer, una de las víctimas de la primera gran crisis de Meriton, la de 2016. En un encuentro en el que el Valencia no perdió la cara, pese a sus limitaciones, tirando siempre de corazón, con peligro a balón parado y con un espléndido gol de Gonçalo Guedes, la balanza se inclinó del lado amarillo por la mayor calidad. Para eso sirven los proyectos coherentes, suelen aliarse para decidir partidos reñidos, como en La Cerámica.

Los cimientos del Valencia no han dejado de temblar en trece meses, pero el once inicial regalaba una sonrisa a varios de los jugadores blanquinegros. Carlos Soler regresaba al mediocentro, donde tanto deslumbró en su etapa formativa y sus primeros meses con Voro. Guedes se ubicaba en ataque, la demarcación idónea si se juega en un 4-4-2 para poder explotar su potencia en la finalización, sin tener que ser parado en falta a 35 metros de la portería cuando traza diagonales y evitar la mueca del payaso triste. Y Paulista volvía al centro de la zaga para templar ánimos y sumar veteranía.

El plan se quebró en apenas cinco minutos cuando Pedraza desbordó a Thierry Correia y, al acudir a tapar la fuga de agua, Paulista resbaló y arrolló al extremo amarillo. Era el penalti número 400 en contra del Valencia, líder histórico de la Liga en ese castigo. Jaume, en su perfil canalla, intentó desconcentrar a Paco Alcácer, danzando sobre la línea y gritando en el estadio vacío «Paco, la vas a fallar». El torrentí batió a su amigo con un toque sutil y acomodó el partido en un escenario en el que el Villarreal, durante un buen trecho, aprovechó su mayor personalidad y capacidad técnica, acunando el partido en los pies de Dani Parejo. El excapitán del Valencia, y luego Chukwueze, probaron fortuna aunque el peligro insistente llegó en la superioridad de Moi Gómez y Pedraza ante Thierry Correia, que empujó a Paulista a salir en auxilio (como en la jugada anterior del penalti) para evitar males mayores.

Sin ser protagonista, el Valencia se fue metiendo en el partido a base de arañazos aislados, con las faltas provocadas por la capacidad de desborde de Yunus Musah y Guedes. Sin Parejo, el Valencia descubre en este inicio de temporada a los pateadores que tenía tapados. Lo intentaron Guedes y Wass, probó a centrar Soler, amagó Gayà, en acciones de estrategia en las que aparecían dudas a la hora de ejecutar el golpeo, quizá por la falta de costumbre después de tantos años delegando en Parejo. Si bien solo Diakhaby fue capaz de cabecear con cierta intención, el gol del empate llegaría en otra acción a balón parado. Saque de esquina botado en corto por Soler a Guedes, que levantó la cabeza pensando en centrar, pero al ver que nadie le salía al paso, tuvo tiempo para armar el disparo y batir a Asenjo de un espléndido obús. Qué necesario para el Valencia es tener protagonista a Guedes, que rara vez aparece pero siempre lo hace con grandes goles. En la estética de sus tantos radica posiblemente la esperanza de la hinchada en acabar viéndolo como un ídolo más constante.

Álex Blanco, casi inadvertido, tuvo tras la reanudación la opción de adelantar al Valencia, pero eligió mal. Sería el Villarreal, espoleado desde la entrada de Take Kubo, quien castigó por mediación de Parejo. El 5 amarillo batió a Jaume con un potente golpeo desde la frontal, favorecido por el rebote con Diakhaby. Emery, siempre pasional, brincó de entusiasmo, pero Parejo no quiso celebrarlo y hasta pidió perdón. Y en la cuenta de Twitter del fanzine propagandístico del club que le atacaba gratuitamente hace pocas semanas, vistiendo un escupitajo de aparente análisis frío, reaccionaban con un «gif» de carcajada. No da para más la comedia. Con Cheryshev, Jason y Manu Vallejo, con la presencia física de Racic sumada a la medular, el Valencia merodeó el área ahínco el empate. Y con superioridad numérica en los últimos minutos con la justa expulsión de Kubo. No era el día del Valencia. Ya cuesta ver días favorables al Valencia. El partido estaba reservado como un acto de justicia poética de Parejo hacia quienes detentan el control del club y tanto le despreciaron.