Llegan a la «mítica cancha de Godelleta», en expresión del delegado de las juntas locales Manuel Jorge, un grupo de jugadores procedentes de Torrent, Sueca, Carlet, La Pobla, Genovés y Godelleta. Van a disputar una partida de exhibición que abre la V edición del torneo de los pueblos falleros, que tendrá como sede de la final en esta localidad, tantas veces pionera en tantas iniciativas. Será el próximo mes de febrero. La selección de pelotaris congregados tiene en sus espaldas una buena trayectoria deportiva en sus clubes de Galotxa, o de Raspall, en canchas o trinquetes. Hay nivel para que los aficionados que se han acercado, cumpliendo estrictamente las medidas de seguridad, aplaudan con entusiasmo en numerosas jugadas.

Previamente ha llegado al Ayuntamiento de Godelleta la fallera mayor infantil de València, Carla García con todos los honores que le corresponden. El Ayuntamiento en pleno la recibe, con la alcaldesa Silvia López al frente. Llega para acompañar a los falleros pelotaris, a los sucesores de aquellos que hace casi tres décadas iniciaron una atrevida singladura para atravesar el océano de olvidos de este deporte en la capital. Hoy se movilizan a más de cincuenta comisiones de los barrios de València en un acontecimiento deportivo de primer nivel. Y no conformes con quedar recluidos en la capital, el movimiento que encabeza en incansable Juan Contreras, alma mater de esta gozosa realidad, que patrocina desde el primer momento el mecenas José Luis López, extiende sus redes a los falleros pelotaris de los pueblos donde sus comisiones tienen sensibilidad hacia el deporte heredado. Se trata de crecer, de innovar, de sumar. Consiguen que pelotaris que participaban en la primera división del torneo El Corte Inglés vuelvan a ponerse los guantes. Consiguen que los niños y niñas de cada falla se acerquen a los trinquetes para animar a los suyos al tiempo que se convierten en nuevas semillas de aficionados. Iniciativa digna de todas las alabanzas.

Otra reflexión. Es posible que el éxito radique en adaptarse a estos tiempos de prisas y de compromisos puntuales. Las grandes competiciones de los clubes, con aficionados sin más recompensa que la alegría de la victoria compartida con las gentes del pueblo, obligan a meses de partidas, fines de semana, uno detrás de otro. A muchos no les llega para tanta adhesión. Convendría reflexionar si los tiempos no demandan otras formas de acercarse a este deporte, con torneos cortos, abiertos, concentración en sedes, un nuevo concepto que se acerque a las exigencias del momento. El éxito del torneo Fallers de Vaqueta, se convierte en un modelo sobre el que reflexionar.