En las columnas periodísticas lo ortodoxo es afirmar, pero en el caso del Valencia estamos obligados a preguntar. Sencillamente porque hay más incógnitas que soluciones. Un viejo amigo solía decir que cuando las cosas salen de leche hasta los chivos la dan. Y sucede con el club. La política del señor Lim no ha podido ser más perniciosa desde el punto de vista deportivo. Económicamente no ha sido el caballo blanco que tanto ponderó aquél personaje llamado Amadeo Salvo. Al Valencia le dan leche los chivos de turno. Uno, Javier Tebas, presidente de la Liga de Futbol Profesional. Otro, el doctor José Luis Zaragosí aunque ha tenido la dignidad de abandonar la entidad después de aquellas manifestaciones en las que aseguró que iban a llegar refuerzos. La esperanza está ahora en que Juan Martín Queralt pueda aglutinar al grupo de empresarios dispuestos a recuperar la dignidad del Valencia Club de Fútbol.

En el consejo de administración no quedan chivos expiatorios que puedan seguir el mismo camino que Zaragosí y dimitir. Evidentemente no pueden hacerlo porque no los hay. El señor Lim y sus acólitos han tenido la virtud de hacer desaparecer del club gentes que pudieran dar lustre valencianista, y dignidad valenciana. Pero ello es natural porque a los singapurenses les importa una higa tener conexión social con el entorno de Mestalla.

Javier Tebas no me sorprende que se muestre partidario de Lim. Dicho con respeto son de la misma ganadería. Tebas votante ultra es natural que se muestre en favor de la patronal. Entre otras razones, porque ello le puede evitar conflictos dado que la sociedad forma parte del entrenador económico-deportivo que ha formado el señor de Singapur con sus socios Jorge Mendes. A Tebas se le calentó la boca poniendo en solfa a Marcelino García Toral. Tebas es uno de los individuos futbolísticos que tampoco votará nunca que al Levante le devuelvan oficialmente el titulo de Campeón de Copa porque lo obtuvo en tiempo republicano. Que Tebas, para pelotear a los Lim, haya ninguneado a Marcelino forma parte de su manera de ser. De él no puede esperar un mínimo aplauso a quien dirigió al Valencia campeón.

Hace tal vez un par de meses vaticiné que Javi Gracia no continuaría mucho tiempo en el Valencia. Ha sucedido que ha sido él quien ha pedido salir del club porque, evidentemente, le han engañado. Ahora, dado que Gracia quiso dimitir y no pudo hacerlo porque alguien le metió una cláusula, inédita hasta este momento, según la cual era él quien indemnizaba a la entidad si se marchaba, ya se ha ganado alguna animadversión. Probablemente, se le criticarán las alineaciones y cualquier otra operación que le parezca beneficiosa. Estaba en su derecho de plantar a un individuo que ni siquiera le ha llamado por teléfono.

A Gracia no se le puede pedir que no padezca depresión. Se metió en un callejón al que le taparon la salida. El equipo es un Mestalla reforzado. El señor Murthy, que podría servir para algo más que para asentir en todo lo que le dictan desde Singapur, podría haber hecho de hombre bueno y solventar el problema de Kondogbia. Bien es cierto que en el Atlético de Madrid no se han comportado decentemente. Pedir un jugador por «cacaus i tramusos» es vergonzante, pero a mi no me sorprende que quienes dirigen el club hayan tenido la osadía de creer que en Mestalla están tan abandonados a sus suerte que incluso podían aceptar propuesta tan indignante e indecorosa. Creo que ni a Jesús Gil se le habría ocurrido tal desfachatez. Habría sido más generoso.

Posdata. La operación de concentrar las acciones de los pequeños puede ser el camino de una operación interesante.