El Trinquet de Oliva abre esta tarde sus puertas a las finales de la Copa Diputación/Caixa Popular, que en el escalafón de torneos de parejas sería comparable a la Copa de fútbol. Cuatro primeras figuras de la Escala i Corda se prestan a ofrecer un gran espectáculo, televisado por el canal autonómico. Conviene recordar este detalle porque las circunstancias sanitarias hacen recomendable disfrutar del sofá a partir de las 16,30 horas. Es Oliva pueblo «raspaller», desde tiempos lejanos, diríase que desde primeros del siglo XX, cuando el juego a Llargues en la calle empezó a perder adeptos a favor del Raspall. De allí han surgido infinidad de campeones, de diversas dinastías. Desde los tiempos de Tofolet han destacado los Malonda, mitgers de gran nivel como Francisquet, o Sanchis, y figura para la historia como Waldo, que con periodos más o menos brillantes han mantenido a Oliva como pueblo referencial de una de las modalidades más seguidas de la pilota valenciana.

Por todo ello tiene especial importancia, y hay que agradecerlo a la Fundació que en su trinquet municipal se anuncien esta tarde cuatro figuras de la talla de Puchol II de Vinalesa, Guillermo de El Puig, Marc de Montserrat y Tomás de Xaló. Una partida que tiene ese especial interés que siempre despierta el juego de Marc, el pelotari de goma, ese que llega a todas en las posiciones más inverosímiles y que impregna de veneno los ocho gajos de la joya de vaqueta que sale de sus manos para herir a las rivales.El contraste de estilos entre un pelotari de la calidad clásica como Puchol II y el de Marc siempre es atractivo. Quizás por ello el joven de Montserrat necesite de la templanza y serenidad que ofrece Tomás, un jugador polivalente que igual lo hace de punter como de mitger. Prueba de fuego para esta final la que ha de superar Guillermo de El Puig, un jugador diferente, capaz de romper la muralla con la fuerza de su pelota. Si consigue templar sus golpes, inyectarlos de sentido estaremos ante un verdadero fenónemo. Tiene condiciones y el mejor carácter para lograrlo: perseverancia y voluntad de superación. Puchol II está obligado a mantener su estatus de primera figura reconocida popularmente. Es el prototipo de la elegancia de esta bella modalidad que hoy se reivindica en un espacio donde apenas ha podido anunciarse en más de un siglo de vida. De hecho, la final de esta tarde también tiene un objetivo para todos ellos: conquistar corazones en una comarca donde están enamorados de otra modalidad.

La partida estelar para los aficionados de la comarca será, naturalmente, la de Raspall, que enfrenta a cuatro ases: Ian y Brisca contra Marrahi y Lorja. Calidad, fortaleza, carisma y técnica, concentrados en un cartel espectacular.