Qué difícil es ganar. Y si no, solo hace falta preguntárselo al conjunto Movistar. Ellos que cada temporada estaban acostumbrados a cosechar un cesto de victorias con Alejandro Valverde este año solo llevan dos triunfos, y ambos con Marc Soler, que este sábado en La Farrapona se quedó con la sensación de que tocaba la victoria con la punta de los dedos, quizá se precipitó un poco a la hora de impulsarse en el esprint, pero el resultado no fue el que quería. Victoria para el francés David Gaudu y Soler conformándose con la segunda plaza.

Qué difícil es escaparse también en una etapa asturiana cargada de montaña, felizmente celebrada sin lluvia y también, pero eso ya se sabía, sin público en las cunetas. Porque no es habitual que un corredor situado entre los diez primeros de la general se fugue a 84 kilómetros de la meta, conecte con el grupo de escapados, vuelva a intentar irse en solitario a 25 de la llegada, rompa otra vez la cabeza de carrera a 5 kilómetros de la cima y pierda luego el premio de la victoria en duelo con Gaudu.

¿Se precipitó al final? Seguramente, pero con las piernas cargadas, con las ganas de victoria, cuando se ve tan cerca, cuando se han superado todos los obstáculos, hay que tomar decisiones y, a veces, es mejor perder por ser ofensivo que caer derrotado por no haberlo intentado. Por esta razón, este sábado, en su hotel asturiano, Soler no deberá irse a dormir enfadado, quizá disgustado por no ganar la etapa, pero con la conciencia tranquila por el buen trabajo, por su agresividad, por su constancia y por su carácter batallador que lo situaron en la sexta plaza de la general que encabeza Primoz Roglic, con Richard Carapaz empatado a tiempo y con Enric Mas justo por delante del ciclista catalán.