José Luis Gayà es leyenda viva del Valencia CF. El capitán entrará el próximo domingo en el ‘top-50’ de partidos jugados en la historia cententaria del club. El de Pedreguer igualará en Vitoria los 237 partidos oficiales de un ilustre como Vicent Guillot y se convertirá en el futbolista número 50 en el escalafón de mitos de la entidad de Mestalla. Y todo con solo 25 años. A pesar de su juventud es el futbolista de la actual plantilla con más veteranía. De momento, ha dejado atrás a otras leyendas como Iturraspe, Mañó, Jesús Martínez, Villa, Igoa, Aimar, Valdez, Juan Sánchez, Penev o Antón. A todos los ha adelantado. Pero José no tiene techo. Si le respetan las lesiones y disputa un mínimo de 25 partidos más entre Liga -quedan 29 jornadas- y Copa del Rey concluirá la temporada en el puesto 42º superando a instituciones de todos los tiempos como Epi, Ayala, Eizaguirre, Kempes, Vidagany, Sendra, Eloy y Miguel Brito.

Y todavía causa mayor impresión hacer una proyección de hasta donde podría llegar Gayà en el futuro si se convierte en un ‘one club men’ del Valencia -hombre de un solo club- como siempre ha deseado. El cálculo matemático permite hacernos una idea de la dimensión de un futbolista que se escribe ya con mayúsculas en la historia del club. José cumple actualmente su séptima temporada como jugador del primer equipo. Hasta la fecha acumula 236 partidos. Es decir, podría plantarse con 31 años rondando la cifra de 500 partidos. Y eso son palabras mayores. Solo hay tres futbolistas en esa zona noble de la historia en los 101 años de vida del club. A cuál de los tres más grande. Fernando Gómez Colomer (553), Ricardo Arias (521) y David Albelda (485). Un peldaño por abajo están Miguel Ángel Angulo (434), Manolo Mestre (424), Santiago Cañizares (414) y Enrique Saura (400). ¿Alcanzará José esos números? Si fuera por el futbolista sí, pero es imposible asegurarlo en este cambiante mundo del fútbol. Lo único cierto ahora es que, pase lo que pase, Gayà ya es historia viva del Valencia.

El Valencia ahora mismo en España y en Europa es el Valencia de Gayà. José es la bandera del club, el capitán del vestuario, el líder del campo, el referente de sus compañeros, el futbolista con el que más se identifica la afición, el jugador del primer equipo en el que más se fijan los canteranos de la Academia y el único y mejor representante del equipo en la selección española absoluta. Se ha ganado el respeto de sus compañeros y sus rivales, hasta el punto que Sergio Ramos lo protege y lo considera uno de los suyos en la Roja, y se ha convertido en un símbolo gracias a los valores mamados en Paterna que lo hacen cada días más grande. Liderazgo, jerarquía, personalidad, compromiso, respeto al escudo y amor a un club grabado a fuego en su piel. Lo extraño es que las autoridades políticas no lo haya utilizado todavía como imagen. En las celebraciones de la Copa fue el mejor embajador con la bandera de la senyera al cuello. Lo siente y lo transmite.

El Valencia gira en torno a Gayà. O mejor dicho vista la gestión de la propiedad, el Valencia se sostiene gracias a Gayà. El capitán ha asumido la responsabilidad del brazalete, se ha echado el equipo a la espalda y se ha encargado de ir tapando todas y cada una de las grietas abiertas desde el verano. Desde el problema de los pagarés, hasta el ‘caso Kondogbia’, pasando por el intento frustrado de Javi Gracia de bajarse del barco y las contínuas tensiones entre el entrenador y Meriton que enrarecían el ambiente y penalizaban deportivamente al equipo. Gayà conoce el club, lo ama, lo entiende y sabe cómo ayudarlo. Por eso, ha cogido el toro por los cuernos desde el primer día y ha afrontado los problemas apelando a la unión, al trabajo diario y a la actitud innegociable. Correr, luchar y competir siempre. Ese es su gran caballo de batalla de puertas para adentro. Lo que intenta contagiar al grupo en su día a día de Paterna. No está dispuesto a ser el capitán de un Valencia que no se deje la vida en el campo del primero al último minuto como sucedió tristemente en Elche. Quiere un equipo que se parezca a él.

Por esa razón, celebró a bombo y platillo la reacción del grupo contra el Getafe independientemente del resultado. «Me daba igual perder, lo importante es que hemos visto al Valencia que queríamos», aseguró. El comportamiento de sus futbolistas le supo a victoria. «Me siento orgulloso de mis jugadores», llegó a decir. Había ganado su lucha con el vestuario. Sin saberlo había empezado a ganar el partido contra el Madrid siete días antes de que comenzara.

No se equivocó Rufete, entonces Manager General, en el verano de 2014 cuando Amadeo Salvo le pidió consejo antes de vender a Juan Bernat al Bayern de Munich. «Puedes venderlo, tenemos a Gayà», le dijo. Rufo vaticinó que aquel chico del filial acabaría siendo capitán del Valencia. El tiempo le ha dado la razón. José ejerce esa capitanía desde la madurez que le otorgan sus 236 partidos oficiales, la experiencia de haber atravesado por momentos difíciles en el club y su admiración confesa por David Albelda, con el que compartió sus primeras apariciones en el primer equipo. El ‘14’ tiene alma de líder y está acostumbrado a cargar su mochila de responsabilidades desde muy pronto. Hace años que es una voz autorizada del vestuario. Antes de lucir el brazalete. «La segunda parte no es digna de este equipo», sentenciaba después de una derrota con el Espanyol con 23 años recién cumplidos. Todos y cada uno de sus gestos y palabras desde que entra hasta que sale de la ciudad deportiva van encaminados a hacer grupo. Ser un piña dentro y fuera del campo. Ir todos a una. Esa es su obsesión. Hasta el punto que su primera bronca fue por no celebrar juntos uno de los cuatro goles al Levante.

El pedreguero no ejerce de jefe autoritario del grupo. Al revés. Se está apoyando y mucho en Jaume, Soler y Paulista para consolidar todavía un nucleo de poder más fuerte en el vestuario, rema para recuperar la mejor versión de algunos compañeros y está demostrando la suficiente inteligencia emocional para saber cuándo apretar y cuándo destensar el ambiente de una plantilla joven que no está acostumbrada a lidiar con la presión de la élite. Gayà siempre estuvo atento a los canteranos que subían desde abajo. El mejor ejemplo es Lato. Gayà apadrinó y tendió la mano a Toni sin importarle que fuera competencia directa. Ahora todavía más ha refozado esa faceta. Hugo Guillamón, en este sentido, es uno de sus ojitos derechos por su predisposición, pero también por su rendimiento. Cuida de todos. Más por convicción que por obligación.

Un gol de Jansen propicia un sufrido triunfo del Valencia (1-0)

El Valencia Femenino consiguió ganar al Rayo Vallecano en un partido sufrido en el que marcó en el minuto 9 por medio de Jansen, pero en el que pasó apuros en la segunda mitad para llevarse los tres puntos. El Valencia propuso su juego desde los primeros minutos, que transcurrieron en el área rayista con mucho despliegue local por las bandas. Tras una gran actuación individual en el área de Candela que consiguió rechazar la defensa vallecana, Jansen atrapó el rechace para marcar el primer tanto en el minuto 9. Las fuerzas se nivelaron y el partido se igualó pasados los quince minutos. El Rayo tuvo la oportunidad más clara al borde del descanso con un disparo de Ruth Bravo que atrapó Enith. El Valencia sufrió en exceso en los últimos compases del encuentro en los que las madrileñas tuvieron varias acciones peligrosas.