Otra de cal del Valencia Basket en la Liga Endesa. La tercera consecutiva con La Fonteta como escenario en la competición doméstica. Dato para el análisis y que deja a los valencianos con un balance de 4-6 y la Copa del Rey ya muy cuesta arriba a pesar de haber entrado en el último cuarto con 11 puntos arriba tras un 2+1 de San Emeterio. Pero el Iberostar Tenerife, mucho más sólido a lo largo de los 40 minutos, no se descompuso y desde el triple destapó las carencias defensivas de su rival en el último cuarto para acabar ganando 89-95.

El Valencia Basket, aunque efímeras, arrancó con buenas sensaciones el encuentro.Y eso, hablando de Liga Endesa, ya es noticia. Desde la defensa y gracias también al acierto ofensivo, pronto los taronja se pusieron con una cómoda renta en el electrónico (0-7; min. 3). Renta que, todo sea dicho, pudo ser mayor y que casi obliga a parar el partido a Txus Vidorreta.

Lo anuló el técnico vasco después de Aaron Doornekamp estrenase el marcador para su equipo con dos tiros libres, y acto seguido convirtiese un triple que devolvió el choque a los cauces de la igualdad. No por mucho tiempo. Y es que el Iberostar Tenerife fue, poco a poco, asentándose sobre la pista hasta el punto de dar por completo la vuelta a la situación.

Gran parte de culpa la tuvo el exjugador taronja, que con 11 puntos en el primer cuarto, fue decisivo en el parcial de 2-15 con el que el cuadro insular puso contra las cuerdas a los locales (9-15; min. 8). La renta se disparó hasta los nueve puntos en el segundo cuarto (21-30; min. 13). Las sensaciones eran cada vez peores en una Fonteta donde Huertas y Fitipaldo se habían adueñado completamente del ritmo del partido. Buscó soluciones Ponsarnau desde el banquillo, y encontró un plus en Hermannsson (25-34; min. 15). La energía del base islandés, junto a la inteligencia de San Emeterio a la hora de forzar faltas e ir a la línea personal, propició un parcial de 7-0 que metió de nuevo al Valencia Basket en la pelea (32-34; min. 17).

Pero el equipo de Jaume Ponsarnau seguía muy atascado en ataque, recurriendo a triples in extremis en el que el error era la nota predominante. Aún así, y con el Tenerife con mucha más presencia, energía y clarividencia sobre la pista., el partido al descanso continuaba completamente abierto (38-42).

Tras el paso por los vestuarios la decoración no varió en exceso, más allá de que los locales asumieron que para ganar iba a tener que saber sufrir en la cancha. Un factor mental clave para equilibrar la balanza primero (50-50; min. 24), y ponerse por delante poco después tras triple de un incombustible Klemen Prepelic (58-55; min. 26).

Verse por delante de nuevo supuso una inyección de moral para el equipo, que a partir de ese momento sacó fueras de flaqueza para cortocircuitar a un rival que únicamente vivía de un colosal Huertas. Pero sólo con eso no era suficiente para los de Txus Vidorreta. El Valencia Basket estaba crecido, había encontrado la vía de agua en la defensa tinerfeña y estaba dispuesto a explotarla al máximo en un cuarto que tuvo claro color taronja con Labeyrie como gran protagonista (68-60: min. 30).

La renta, tras un 2+1 de San Emeterio, subiría hasta los 11 puntos. Pero nada era definitivo. Varios errores consecutivos y los desajustes defensivos con mención especial para Derrick Williams, permitieron al Iberostar no sólo volver a creer, sino ponerse por delante en electrónico en un abrir y cerrar de ojos (77-80; min. 36).

Ponsarnau movió el banquilo en busca de hombres como Labeyrie, Prepelic o San Emeterio, que son los que le habían dado resultado en el tercer cuarto. Pero el equipo ya no dio para más. El Tenerife, a base triples librados, fue aumentando su renta hasta convertirla en insalvable tras un parcial de 10-29 desde el inicio del último cuarto (81-89; min. 38). Ahí acabaron realmente todas las opciones de victoria para el Valencia Basket, perjudicado además por dos claros errores arbitrales en el tramo final que pudieron haberle dado alguna oportunidad más.