Pronosticó Sergio que el Levante sacaría los dientes por su entrenador y acertó de pleno. El partido confirmó que el equipo está a muerte con Paco López. Se notó desde el principio, con una puesta en escena a la altura. Y es que no solo fue cosa de Paco. Los pesos pesados también hicieron lo suyo en busca de un golpe encima de la mesa. No lo dieron, pero se notó que lo intentaron. Sobre todo al final, cuando con el carrusel de cambios a la desesperada se evitó la caída al precipicio. Dani Gómez forzó un penalti que marcó Campaña y el descuento volvió una vez más a quedarse muy corto.

No cambia que el Levante mantiene la fe en su entrenador. Al menos la de los jugadores que siguen pisando el césped de continuo, que otra cosa son los desaparecidos en combate. Pero por desgracia tampoco cambia que el resultado siga siendo el mismo. Un abono perpetuo al empate, el particular día de la marmota en Orriols. Encima tablas a un gol, un bucle dichoso del que no se sale por culpa principalmente de la ineficacia en las áreas. Un resultado insuficiente que en absoluto sirve para salir del pozo pero que como mal menor deja el regusto dulce de haber rescatado un punto a última hora y no rendirse jamás. En lugar de hacerlo con el once, Paco agitó al equipo con los cambios y le salió bien. El partido se terminó jugando en el área del Valladolid, donde Campaña rozó el gol en el cuarto córner seguido. Sin embargo, nada define mejor al Levante que lo ocurrido en la prolongación. Arriesgando en busca de la remontada, Jota le tiró un sombrero a Dani Cárdenas, sobresaliente en su estreno en Primera. El hasta ahora portero del filial, muy seguro, estiró los brazos y empomó la pelota. Menos mal.

No es casualidad que el Levante, igual que el Valladolid, siga sin dejar su portería a cero. Una vez más volvieron a llegarle a poco pero con la suficiente claridad para marcarle un gol y perdonarle un par más. Si está metido en un lío es por su ineficacia, no por su juego. Un problema que volvió a repetirse en Pucela, donde el buen arranque se redujo a cinco situaciones claras de gol antes del descanso y solo un remate entre palos, el que Masip le tapó a Morales en el primer minuto.

Morales, sin gol

Tan responsabilizado con el brazalete como Postigo sin él, fue el Comandante y además con diferencia el más peligroso hasta la irrupción de Dani Gómez. Todos los balones le iban como si tuviera un imán pero no conectó ninguno. De vuelta al doble pivote, Melero no aclaró el fútbol del equipo, más dependiente de las soluciones de Malsa y espeso como blandiblú en los pies de Campaña. El equipo acusó las frenadas en seco del andaluz. Su actuación también fue insuficiente. Demasiado lejos de los focos. Y eso que el penalti, sin Roger en el campo, lo tiró como los ángeles.

A una media hora muy potable en cuanto a juego le sucedió un final del primer acto en el que el Valladolid asomó por el área de Cárdenas. Por fortuna, en su debut de titular, este estuvo notable. Tuvo una buena mano para Orellana y apenas un renuncio de puños. Además con el pie jugó con criterio, incluso arrancando buenos contragolpes. La otra novedad del once junto al portero fue Roger, víctima de un posible penalti que ni revisó el VAR. Muy desasistido.

Nada más volver del entreacto Morales tuvo la primera ocasión peinando un balón parado. Pero las sensaciones no eran buenas y en el centro del campo las cosas tampoco fluían. Rochina era quien más aclaraba el juego, pero de Campaña se seguía a la espera de noticias mientras que Melero volvía a diluirse en el eje y pedía el cambio. Entonces llegó el trago. Son no cortó a tiempo una contra, el balón voló sobre Vezo y Clerc se separó en lugar de arrimarse a Marcos André, que cabeceó ajustado al poste. Gol.

El Levante respondió con un disparo lejano de Rochina pero quien reaccionó fue Paco. Campaña pasó al centro pero la verdadera apuesta fue el cambio de sistema con De Frutos y Clerc como carrileros. Un cambio de rumbo con sabor a desesperación, sobre todo cuando después de que Rubén Alcaraz perdonase a la contra el 2-0 tras un córner a favor, el remate fue la entrada de Sergio León y sobre todo de Coke en busca de balones aéreos. Fue entonces cuando Rochina conectó con Dani Gómez y la historia cambió. Primero la del partido y quien sabe si también la del resto de la temporada.

Paco López: «El equipo está vivo, llega, pero falta claridad al finalizar»

Tras el encuentro, Paco López señaló que «el equipo está vivo, llega al área contraria, crea ocasiones, pero falta claridad en los metros finales». Según analizó ante los medios «en la primera parte pudo caer el gol en cualquier lado y, en la segunda mitad, aunque el Real Valladolid obtuvo la ventaja, el Levante demostró su personalidad y tuvo posesión, tras cambiar la estructura del juego, pero no acaba de llegar esa victoria que sirva de impulso».

«Queríamos y necesitábamos ganar. El empate no satisface, pero es cierto que este punto da esa pequeña esperanza, porque hemos acabado bien. Lo importante es que el equipo sigue vivo, ha contado con once saques de esquina por tres del Valladolid y la recompensa llegará», advirtió.

Por tanto, aseguró que seguirán «en ese empeño», «corrigiendo cosas, como el hecho de que siempre hay un gol en contra y toca ir a remolque», pero ha insistido en que «el equipo quiere, llega, y solo falta estar más acertados en ese último tramo».  

«Seguiremos buscando con ahínco, porque este equipo no se rinde», añadió el técnico, al tiempo que valoró que su equipo «supiera reaccionar tras el gol del rival, después de unos minutos de despiste, «lógico», porque se quedó «afectado», y aprovechara el cambio de estructura de juego para intentar dar la vuelta al partido.