La cesión de Hernani al Al Wehda es la última bocanada de oxígeno de cara al mercado de enero. El portugués, con 1.2 millones de ficha, se fue con solo dos mensualidades cobradas y gracias al ahorro generado, el margen es de unos 750.000 euros. Más del triple de los 200.000 que marcaba el contador con el acuerdo de rescisión de Luna. Respecto a la pasada temporada, la rebaja en nóminas de la plantilla ha sido de casi tres millones. Sin embargo, LaLiga solo permite la reinversión del 25 por ciento de los sueldos más caros.

Algo menos de un millón es por tanto la cantidad disponible de cara a reforzarse en invierno. Un importe limitado, aunque algo es algo. Y sin contar posibles salidas. Los técnicos se quedaron con las ganas de un delantero y de hecho llevan semanas dándole vueltas. Es indudable que la situación económica influye. Pero también lo es que el valor contable de la plantilla supera los 20 millones cuando temporadas atrás apenas era de tres o cuatro. La pandemia ha pasado factura a los clubes vendedores como el Levante, afectados por la hibernación del mercado de fichajes del verano, ya que en buena medida no existió como tal hasta agosto. Sin embargo, la realidad económica que el Consejo de administración presentará en la próxima Junta de accionistas en absoluto es catastrófica.

Pese a todo, el Levante se ha quedado en torno a dos millones de euros por debajo respecto a lo que había previsto ingresar en traspasos. El timing era trabajar en el traspaso de alguna de sus figuras en mayo, antes del cierre contable del ejercicio. La pandemia se lo llevó por delante. LaLiga estaba en marcha en julio y cuando acabó la cotización de mercado seguía muy por debajo del valor real. La decisión fue entonces aplazar un año las expectativas de venta, lo que a la postre ha originado un conflicto a nivel interno con Campaña. Su representante por cierto volvió a personarse en Orriols este fin de semana.

El cambio de LaLiga en la imputación de los traspasos ha hecho el resto. El Levante se apuntó la pasada temporada 17 millones gracias a la media de las últimas tres, pero esta vez y después de mucho apretar se ha quedado en seis. Las cuentas del club reflejan traspasos y cobros por derechos deportivos en la 19/20 por 20 kilos. Sin embargo, el beneficio es de 15, ya que a esa cifra hay que restarle el valor neto contable por la amortización de lo que en su día costaron Moses Simon o Cabaco, algo más de cuatro millones. En caso de no haber cambiado el baremo, el límite de plantilla habría vuelto a estar entre los 52-53.

De lo que se ha salido bastante indemne es del impacto del Covid. En las cuentas se fijan pérdidas por solo 1.005.009 euros, aunque no se trata de una cifra exacta sino de una estimación en función del histórico por el taquillaje que se ha dejado de ingresar y patrocinios que se activaban durante el primer semestre.

Ocho kilos menos de maniobra

Al haberse firmado en verano, el préstamo de hasta 20 millones no ha afectado a la cuenta de resultados ni a la tesorería de la 19/20. Eso sí, en las cuentas llama la atención que el fondo de maniobra del club (la liquidez inmediata) haya empeorado respecto al ejercicio anterior en 8 kilos. El motivo es que el club tuvo que tirar de caja para pagar todas las certificaciones de obra hasta junio, una tensión de tesorería después de que la operación crediticia original volase con el Covid. Una desviación que se ha corregido con la concesión del crédito pero que no se ve reflejado en las cuentas.