Paco López declinó ayer una pregunta sobre el mercado de invierno después de que se le hubiese cuestionado antes por su futuro. Lógico. Con el equipo penúltimo, tan solo una victoria en 10 partidos y cinco empates a uno consecutivos, el primer dedo señala al entrenador y él es perfectamente consciente. «Siento el respaldo pero esto es fútbol y no soy tonto», dijo. Nadie cuestiona pero tampoco lo contrario a un técnico que le ha dado mucho al Levante pero que está al límite de resultados y con sensaciones contradictorias a su alrededor. El espinazo del equipo está con él, como así se demostró en Pucela, su primera vez realmente en el precipicio. Pero aun así no fue suficiente para culminar la remontada. La actitud influye pero no es lo único para ganar partidos. Y lo que faltan son victorias. 

El paso de las jornadas ha hecho que el club se asome al abismo del descenso y que ya nada sea igual. El riesgo de cataclismo deportivo y lo que conlleva en este momento causa respeto, ya que las consecuencias llegarían más que nunca a las cuentas. Por eso, como quien no quiere la cosa, un intocable como Paco se ha terminado convirtiendo en orden del día en cada conversación dentro de los muros del Ciutat. Ni sus críticos niegan que se trata del mejor entrenador posible para esta plantilla. Pero si las victorias siguen sin llegar tendrán que hacer algo y ya se sabe qué es lo más sencillo. Todos quieren que continúe y en mayor o menor medida están prestándole su ayuda con independencia de lo que puedan disgustar algunas de sus decisiones. En del vestuario, mientras tanto, cierre de filas. Pero los jugadores saben que hay que mejorar, que se crean menos ocasiones que tiempo atrás y que no puede ser tan fácil que les marquen. 

Los cinco empates consecutivos han hecho mella en la moral. Desde la derrota ante el Athletic, el equipo ha podido ganarlos todos: contra el Celta por el gol anulado en el descuento, ante Granada y Alavés por jugar tanto rato en superioridad, la ventaja desperdiciada contra el Elche y la remontada a medias de Pucela. Con cinco de 15 no alcanza.

Para acabar de complicar las cosas, el Levante afronta el tramo final de año sin dos de sus jugadores franquicia. Primero fue Bardhi, sin fecha de regreso. Y ahora Campaña, en el dique seco entre dos y tres meses. Dos bajas muy sensibles, tal vez las que más, lo que no quita para que a Campaña la lesión le haya llegado en su peor momento, cuando más en discusión estaba su titularidad. La situación no hay duda de que es peliaguda y obliga a reinventarse.Paco ha intentado hasta ahora muchas cosas, aunque no todas las que se le reclaman. Entre ellas que vuelvan Vukcevic y Radoja, cuyo paso de la reserva a la primera línea del frente no es sencillo.