Seis jornadas después de su última aparición, Vukcevic regresó de titular a un Levante que ha ganado sus dos partidos con él en el campo. El del internacional montenegrino es un caso singular porque se ha ganado el favor de una parte de la afición antes que el de su propio entrenador. Para Paco solo ha sido un fijo en el segundo tramo de la pasada temporada. Y es que en su tercer año en Orriols hay pocos cambios en el patrón del fichaje más caro de la historia, sin la regularidad conveniente para ir cogiendo vuelo entre lesiones y decisiones técnicas. Tras la victoria ante el Espanyol, su primera titularidad en dos meses, la recta final de año vuelve a presentarse como un punto de inflexión. A las ausencias de Bardhi y Campaña, dos bajas con las que se abre el abanico, se une el dato de que el equipo juega más equilibrado con él actuando como ancla. De todos los que hay en la plantilla es el centrocampista de perfil más defensivo, distinto a todos los demás. El de menos pases en vertical hacia adelante pero también el que más protege lo que deja a sus espaldas.

Tras su presencia testimonial en el debut de Mestalla, Vukcevic encadenó tres jornadas de inicio. Fue de más a menos. Muy bien en la victoria ante Osasuna y la derrota in extremis de Sevilla; regular contra el Madrid, ante el que fue cambiado antes de la hora. Para volver a verlo han tenido que pasar dos meses. De vuelta del periplo internacional con Montenegro, como en su primera temporada, se cayó de la convocatoria para Bilbao y estuvo tres jornadas más en el dique seco por una lesión en el abductor. «No creo que el equipo con Malsa, Melero o Radoja estén echando en falta a Vukcevic en esta situación, pero cuando las cosas no van bien echas de menos a los que no están», dijo Paco López antes del Alavés.

Su regreso se dilató después por unas molestias de espalda, las mismas que le impidieron entrenarse el martes con el resto del grupo. En los choques ante el Elche y el Valladolid no llegó a salir del banquillo. El sábado tuvo una autonomía de una hora. En sus tres años aquí ha jugado solo seis partidos enteros: el de la salvación en Girona fue el primero y se rompió la pantorrilla. Ahora se juega con Malsa y Melero continuar en la sala de máquinas. Con los dos ha sido pareja de baile.

Intercambio con Malsa

La irrupción de Malsa ha jugado en su contra aunque los dos ocuparon la parcela ancha en El Sadar. El sobreesfuerzo del de Martinica, titular casi desde su puesta a punto, ha precipitado el relevo puntual. Peor suerte ha corrido Radoja, con diferencia condenado al ostracismo. Vukcevic está ya por delante.

Las estadísticas del ex del Sporting de Braga hablan por sí solas. Ha participado en 51 de los 87 partidos posibles. Paco López ha optado por jugadores de perfil más creativo salvo en aquellas situaciones en las que ha tenido que reforzar el perfil defensivo. Su papel en la segunda permanencia con el de Silla es por ahora su mejor tramo.

De lo que no hay duda es de que a Vukcevic, aunque de manera indirecta, le ha pasado factura las desavenencias internas del momento de su fichaje. El entrenador apostaba por otro perfil pero la dirección deportiva impuso su criterio en una operación próxima a los 9 millones. Un futbolista que venía de haber jugado en Europa además de con cuatro goles y seis asistencias en la liga NOS portuguesa.