El Atlético de Madrid encara un derbi de la mayor dimensión posible gracias a su crecimiento futbolístico este curso, con la posibilidad de cambiar su papel de aspirante a favorito si vence a un Real Madrid renacido cuando sintió de cerca el abismo, obligado a puntuar si no quiere seguir los pasos del Barcelona y sentir insalvable la distancia que adquiera el líder.

El primer gran derbi que acoge el estadio Alfredo di Stéfano presenta todos los alicientes salvo la falta de aficionados. Un Real Madrid-Atlético de grandeza, un duelo llevado a su máxima expresión en las dos finales recientes de la Liga de Campeones. El recuerdo del éxito y la existencia de una continua revancha rojiblanca en un momento dulce. El paso al frente dado por Diego Simeone, que tanto se le demandó, cuando dispone de mimbres para hacerlo. Un liderato indiscutible que mide su fiabilidad ante el que se perfila gran rival por la corona liguera.

El vigente campeón debe recuperar la identidad exhibida tras el confinamiento si quiere tener opciones de revalidar título. Sin seguridad defensiva ni la concentración adecuada, se desplomó ante rivales considerados menores como Cádiz y Alavés en el Di Stéfano. Derrotas, como las del Shakhtar en la Liga de Campeones, que dejaron huella y situaron a Zinedine Zidane en una situación límite. Desconocida hasta el momento. El triunfo en Sevilla y la confirmación ante el Borussia Mönchengladbach cambia el paso.

Pese a su irregularidad dispuso de la oportunidad de dar un giro y evitar el desprestigio de un desplome europeo sin precedentes, acabando líder de su grupo en el pase a octavos de ‘Champions’. En Liga esa punto de inflexión le llega al Real Madrid en el derbi. Con seis puntos de distancia y un partido menos jugado por el Atlético. Verse a doce en el peor escenario posible sería prácticamente sellar un despido de la pelea antes de Navidad. De ahí que sostener la fortaleza futbolística exhibida ante el Gladbach sea trascendental para Zidane, con una figura intacta a la crítica y que sale airoso de cualquier mal momento. A falta de recuperar a Eden Hazard y Martin Odegaard, demuestra con actos que las rotaciones por las que apostaba no encajan en la actual plantilla. En Sevilla un solo cambio; ante el Gladbach dando paso a un canterano como Arribas antes de meter en el partido a Isco. El buen nivel mostrado invita a tocar poco lo que funciona. Pese al cansancio. Debe decidir Zidane si alienar de inicio a Dani Carvajal y Fede Valverde. La exhibición física ofrecida por Lucas Vázquez y de calidad de Luka Modric, no invitan a las modificaciones.