El Levante sigue en una situación muy comprometida en la clasificación. Está igualado a 11 puntos con Huesca y Osasuna en las posiciones de descenso. Sin embargo, la mejoría y línea ascendente desde el último parón hace que los niveles de alerta no sean los de entonces. Paco López superó un match-ball contra el Valladolid y el Getafe y esa inercia positiva se mantuvo en Can Barça, donde pese a la derrota el equipo se quedó al borde del empate, encima con una mano de Umtiti que el VAR pasó inexplicablemente por alto en el tiempo de descuento. La preocupación se mantiene pero las señales son positivas y los últimos cambios, unos forzosos y otros voluntarios, están surtiendo efecto. El entrenador ha lidiado en las últimas jornadas con las lesiones de Campaña y Bardhi y está gestionando decisiones importantes como la titularidad de Coke o la suplencia de Morales. A grandes rasgos se ha recuperado la iniciativa en el juego, una mejoría que se extiende desde la eficacia en las áreas, tanto a nivel ofensivo y de contención, como a una mejor circulación del balón y mayor ritmo.

A falta de huir con buenos resultados de la zona comprometida de la clasificación, son muchos los motivos que invitan al optimismo y entre los que más está el paso adelante de los fichajes del verano. Los cuatro procedentes del mercado de Segunda y todos adaptados a la realidad de Primera División. Espaldarazo sin duda para la política de fichajes en un momento complicado.

Una de las principales conclusiones de la sentada en el último parón internacional fue precisamente que había llegado el momento de la alternativa de los De Frutos, Dani Gómez, Son y un Malsa que de los cuatro fue el primero en instalarse en el once. Un cuarteto que coincidió de inicio ya contra el Elche.