Todos lo han dicho desde el minuto uno que arrancó la pretemporada. Jugadores, cuerpo técnico e incluso los miembros de la dirección del club. Acabar entre los ocho primeros de la Euroliga es el gran objetivo para la presente campaña en el Valencia Basket. Es el que garantiza el billete para la próxima edición del torneo y, consecuentemente, el crecimiento de la entidad de cara al futuro. Para ello, eso sí, hay un condicionante añadido, y es que el Alba Berlín acabe por detrás en la clasificación. Algo más lejos queda, sobre todo ahora con la llegada de la pandemia, la ampliación de equipos en la máxima competición continental y esa plaza fija que, antes o después, irá a parar a manos del Valencia Basket.

Una plaza que la entidad taronja quiere ganarse sobre la pista, haciendo méritos y demostrando que está a la altura de los mejores equipos europeos. Y en ello se está trabajando desde hace tiempo. También el curso pasado, cuando hasta la suspensión del torneo en el mes de marzo a causa de la Covid-19, los de Jaume Ponsarnau estaban de lleno en la pelea por entrar en el Top-8 a la finalización de la fase regular. Algo en lo que se ha ido avanzando esta temporada con un salto de calidad que, salvo en contadas excepciones, ha permitido al equipo afianzarse en esas posiciones de privilegio a lo largo de las 16 jornadas diputadas hasta el momento. Esto ha quedado patente desde el inicio. Y es que tras las dos primeras jornadas en las que superó al ASVEL Villeurbanne y el Real Madrid, los valencianos llegaron a ocupar la segunda plaza. Su mejor clasificación hasta el momento.

Sin embargo, luego llegarían dos derrotas «consecutivas» si tomamos como modelo el calendario de competición y no las fechas en que se disputaron los partidos. Ante el Barça en la jornada 3 y en el partido aplazado ante el Zenit San Petersburgo en la 4, que le llevarían hasta la décima plaza. La peor hasta el momento y que sirve de ejemplo a la gran igualdad que existe en la Euroliga y como de ganar o perder un partido la diferencia clasificatoria puede ser abismal. Aún así, el Valencia Basket tiene grabado a fuego su objetivo y está aferrado con todo a ese Top-8. Tanto es así que sólo en cuatro jornadas, la 4, 6, 8 y 10, ha estado fuera de esas posiciones. En la 4, que como hemos dicho era 10º, y en el resto 9º. En la jornada 6 tras caer ante el CSKA en Moscú, en la 8 perdió en Múnich ante el Bayern, y en la 10 después de ganar al Maccabi en casa pero que, debido al empate de seis equipos con seis victorias, le hizo salir del Top-8 aunque con el mismo balance que el cuarto clasificado.

No obstante, el jarro de agua fría más importante llegó en La Fonteta en la jornada 12. Un partido ante el Alba Berlín que hubiera catapultado a los de Jaume Ponsarnau en la clasificación pero en el que acabaron cayendo por 92-100 mostrando muy malas sensaciones. Se trataba de un duelo con valor doble pues, al margen de acabar en el Top-8, el cuadro taronja debe hacerlo por delante del equipo alemán. Ambos equipos disputaron la final de la Eurocup de 2019 con título para los de La Fonteta, y este curso se juegan la plaza que la Euroliga tiene reservada para los finalistas de esta competición.

No es el primer partido que el Valencia Basket pierde ante un equipo de la zona baja de la clasificación. Hace apenas ocho días lo hizo en la pista del Estrella Roja.

Cusiosamente el Alba Berlín, máximo rival del Valencia Basket por esa plaza para la próxima edición de la Euroliga, nunca ha estado entre los ocho primeros en lo que llevamos de temporada. El conjunto dirigido por Aíto García Reneses arrancó la competición con tres derrotas consecutivas que incluso le llevaron a ser colista. Su primera victoria llegó en la jornada 4 en la pista del CSKA Moscú por 88-93, y desde entonces ha ido mejorando sus resultados. Aún así, y con un balance de 6-9, aún anda lejos de entrar en un Top-8 que tiene todavía a dos victorias.