El Levante se aseguró con su tercera victoria consecutiva en Orriols una feliz salida de año. Un tempranero cabezazo de Duarte y dos Moralazos a la escuadra fueron suficientes en la primera parte para dejar grogui a un Betis al que el polémico gol de Mandi le duró lo que un caramelo en la puerta del colegio. A pase del Comandante, Roger hizo el cuarto en la segunda en lo que parecía un trámite. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Sergio León falló el 5-1 y el Betis se levantó de la lona con la roja de Róber Pier, un manotazo a Laínez que no venía a cuento. Con un jugador más, los verdiblancos recortaron distancias y tuvieron a los granotas al borde del precipicio en un descuento de infarto.

La autoexpulsión de Róber fue el único lunar de una victoria coral con muchos nombres propios, desde el liderazgo de Paco López a la confirmación del explosivo De Frutos. Aunque sigue encajando goles, si algo ha cambiado para bien es que el nivel de acierto en la portería contraria que ha disparado a los granotas está en las antípodas del que los tenía lastrados. Y es que para el equipo de Paco López, con el agua al cuello antes del punto de inflexión de Valladolid y el triunfo ante el Getafe, el objetivo de despedirse de 2020 fuera del descenso sabe aún mejor por toda la suerte de inconvenientes a los que se ha sobrepuesto, entre ellos la baja de cinco titulares.

La última la de Vezo, positivo la misma mañana del partido. Una mala noticia de la que se pasó al gol de Duarte. El costarricense, que venía de una cuarentena, salió de titular y remató a la red un saque de esquina al corazón del área. Un cabezazo de cerca en la primera jugada del partido que Joel se comió literalmente. No estaba en el guión ponerse por delante tan pronto ni tampoco que el Betis empatara con la misma medicina, también tras otro córner. Un tanto anulado en primera instancia que se validó tras la preceptiva y eterna revisión del VAR. Guido controló el balón con el pecho, aunque parecía mano, mientras que Malsa validó con su intento de despeje la posición de Mandi. Los granotas, que no ganan para disgustos con el videoarbitraje, acorralaron a Estrada, aunque la amarilla a Roger por protestar fue en balde.

Después de un intervalo de aturdimiento, el Levante asestó dos golpes seguidos. Una reacción con nombre y apellidos: José Luis Morales, responsable de dos auténticos golazos ante un rival ante el que solo firma obras de arte. La primera empalando a bote pronto una inteligente dejada atrás de Dani Gómez y la segunda voleando un rechace a la escuadra, casi sin ángulo. En el Benito Villamarín soñarán con un Comandante que venía de perder la titularidad pero que tiene más vidas que un gato. Aunque acaba contrato y no hay noticias sobre el acuerdo para renovar, es con seis goles el mejor artillero del equipo.

El fichaje revelación

El primer plano fue para Morales pero en la foto tiene que salir De Frutos. El segoviano, que empieza a comerle la tostada a Malsa como fichaje revelación, estuvo impresionante en los tres primeros goles. Participó en todos con centros tensos de los que hacen daño y retando a su par por banda. Su irrupción es una de las explicaciones del arreón con el que los granotas han cogido vuelo. La vuelta al Ciutat ha sido mano de santo. Después de los empates ante Elche y Alavés se han encadenado tres victorias. Nueve puntos para estar más cerca de esa posición próxima a Europa que al Levante le corresponde por el ratio de oportunidades generadas y recibidas, este último empeorado por un tramo final patas arriba.

Después de que se lesionase Tello, que Fekir estampara una rosca en la cepa del palo y Aitor le hiciese un paradón a Guardado, la combinación entre Morales y Roger que el Pistolero mandó a la red parecía la sentencia definitiva. Pero tocó sufrir. La superioridad numérica dio vidilla a los de Pellegrini, que con un Canales de vuelta acortaron distancias.

El intrnacional metió el miedo en el cuerpo del Levante con un penalti de VAR en el que Duarte sacó la mano a pasear y una buena definición personal. A Paco no le quedó otra que precipitar el debut de Giorgi para perder tiempo en un descuento que nunca se acababa.