Marcelino García Toral, sustituto del cesado Gaizka Garitano, ha pasado para el Athletic de polémico rival a dueño del futuro inmediato del equipo rojiblanco. El extécnico del Valencia protagonizó varias polémicas con el equipo bilbaíno a lo largo de su carrera que le convirtieron en uno de los rivales que más ha encrespado los ánimos de los aficionados vizcaínos en estos años. El origen de ese desencuentro fue la eliminatoria de Copa que enfrentó al Athletic y al Racing, dirigido entonces por Marcelino, en la temporada 2008-2009. «Ojalá el arbitraje para el Racing sea como el que tuvo el Athletic en El Sardinero», dijo el de Villaviciosa después de ganar 2-0 en la ida a los bilbaínos. En la vuelta, con 3-1 en el marcador, el árbitro de aquel partido, Rubinos Pérez, no pitó un posible penalti de Pinillos sobre Gabilondo y el equipo santanderino acabó apeando al Athletic tras empatar a tres.

Marcelino dijo entonces que el colegiado no estuvo «ni mejor ni peor que en Santander» provocando un tremendo enfado de Joaquín Caparrós, entrenador rojiblanco, que declaró tras el encuentro que «estamos hasta el forro de las narices» y que «estamos en un mundo en el que parece que el que no llora no mama». Seis años más tarde, en 2014, ese desafecto entre el asturiano y el club vasco se ensanchó tras un encuentro entre el Villarreal, que entonces entrenaba, y el Betis. Tras el 1-1 final lanzó que «al Athletic le favorecen los árbitros muy a menudo» y que «si el Betis salió perjudicado contra el Athletic no tenemos culpa ninguna». Dos semanas más tarde Villarreal y Athletic, que peleaban por la cuarta plaza que acabó siendo para los rojiblancos, se enfrentaron en el Estadio de la Cerámica y Ernesto Valverde en la previa respondió a Marcelino. «A veces veo a gente hablando de los árbitros y me parece que está haciendo el ridículo», dijo el Txingurri.