El Levante, a semifinales de la Copa
Un gol de Roger a pase de Morales en el último minuto de la prórroga premia la convicción granota, sostenida por Cárdenas

Los futbolistas del Levante celebran el gol del triunfo . europa press/afp7 / rafa marín. valència
rafa marín. valència
Tenían que ser ellos dos, Roger y Morales, los que rubricasen una página para la historia. Un gol del Pistolero a pase del Comandante en el último minuto de una prórroga para la historia. Fue así como el Levante se metió en las semifinales de la Copa del Rey. La maniobra del de Torrent en el área tras el vapuleo del ‘Moro’ a Trigueros en la carrera significó un éxito con todos los ingredientes. Será recordado, desde luego, durante muchos años en Orriols, ahora a dos partidos de meterse en la final. Sería el gran broche que le falta a la expansión de los granotas.
Tras un partido igualado contra el Villarreal, la pólvora terminó siendo clave cuando la tanda de penaltis se antojaba inevitable. Fue un premio para todo el levantinismo y en especial para Paco López, que consiguió el objetivo tal y como lo había planeado. Es decir, con los primeros espadas en el césped pero habiendo insistido de inicio y con coherencia en un once con suplentes y las famosas rotaciones. Para el Villarreal también se repitió la historia de ahogarse en la orilla.
Ganó el Levante por méritos propios y porque tuvo más filo. Y eso que a los puntos lo hizo el Villarreal. De hecho, fue un milagro que no se llevara el partido de su lado con la prórroga encima. Parejo lanzó una falta que dejó metralla. Cárdenas, en su único error técnico, la despejó al centro, pero los groguets desaprovecharon dos rechaces y la acción se desvaneció en un córner. Quedaba por delante media hora en la que el Levante estaba ya con su mejor once disponible.
Emery retiró a Coquelin en beneficio de Fer Niño, aunque el peor incordio fue Bacca, al que Postigo ganó la mano in extremis en el área. En el bando granota, la última bala no se gastó hasta el descanso del tiempo extra: Sergio León fue el sexto cambio. Lo más destacado hasta entonces había sido un agarrón de Melero a Pedraza que el VAR confirmó fuera del área.
Triunfó Paco López, un míster genuino en el que él mismo había catalogado como el partido más importante de su carrera. En la víspera ya había hecho una declaración de intenciones, así que la alineación fue una consecuencia natural de su manera de gestionar el vestuario. No debió ser una decisión fácil, a sabiendas de la polvareda que levantaría, pero tiró para adelante con ella y confió en los Cárdenas, Coke, Toño o Son. Esperaban en el banquillo Morales y Roger, dinamita para el zarpazo.
Hasta la prórroga el partido estuvo nivelado, tanto en juego como en ocasiones, aunque las mejores cayeron del lado del Villarreal. Dani Cárdenas, el gran descubrimiento, estuvo brillante, seguro y firme salvo en el despeje de marras. No fue una sorpresa porque desde que se estrenó en Pucela destapó que está hecho y que si no coge vuelo será por otra cosa, no porque le falten condiciones. Aunque quien más poso tuvo en general fue el equipo de Emery, el de Paco destacó por sacar punta en cada llegada.
Más allá de situaciones puntuales, en especial en el centro del campo, los groguets no acabaron de ajustarse ni de aprovechar las pérdidas que lastran a Malsa. Tampoco de rascar a la espalda de Coke y Toño. En el campo contrario, estirándose como un acordeón, Son pisó área y Dani Gómez se revolvió en busca del rincón de la portería.
Morales salió del banquillo a la hora. Lo hizo junto a Melero en un doble cambio cuando las cosas empezaron a ponerse cuesta arriba. El Comandante apenas entró en contacto con la pelota y Paco redobló su apuesta rescatando a Roger, la pieza que faltaba. Con esa mordiente llegó la mejor ocasión, una conexión con Melero en la que Rulli se jugó el penalti. Suerte para él que rozó el balón y que en caso de duda habría entrado el VAR para salvarlo.
El Levante ganó enteros y se quedó mucho más afilado. La consecuencia fue que el campo se inclinó a su favor. Se vieron entonces los mejores minutos de un partido en el que el gran mérito había sido estar siempre metido. Un goteo de ocasiones con las que el Villarreal empezó a sacar la lengua, lo cual no fue óbice para que Cárdenas siguiera entrando en acción, como cuando se interpuso a un envenenado tiro de Trigueros.
Los granotas ganaron en verticalidad y profundidad por bandas, sobre todo ya con Clerc y Miramón, el que había sido uno de los principales puntos de debate. Sin embargo, la mejor ocasión fue la de Parejo, casi con el 90 cumplido. La falló y ya se sabe lo que pasa. El Pistolero no hace prisioneros.
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