Todas las alarmas han saltado en la ciudad deportiva de Paterna. El Valencia Mestalla afronta las últimas cinco jornadas de la fase regular en puestos de descenso. La situación es límite. El filial de Óscar Fernández es el penúltimo del grupo 3B con solo una victoria en toda la temporada. Por si fuera poco, la amenaza del nuevo formato de Segunda B es mayor a la de cualquier otro año. El equipo está en peligro de perder dos categorías y descender hasta la quinta división del fútbol español (la nueva Tercera División RFEF que nació de la reestructuración de la categoría como consecuencia de la pandemia). Sería un drama para la formación de canteranos con proyección de primer equipo. De momento, el Mestalla tiene por delante cinco jornadas para evitar el primer descenso a Segunda División RFEF. Para eso, el equipo (11 puntos) necesita recortar los 3 que le separan con el sexto clasificado: La Nucía (14).

Las cosas no se han hecho bien en el filial del Valencia. Empezando por la planificación y el riesgo demasiado alto que asumió el club confeccionando la plantilla más joven de la categoría (9 juveniles). A eso hay que añadir las necesidades del primer equipo. Javi Gracia, con el equipo desmantelado y sin fichajes en verano, se ha visto obligado a echar mano de futbolistas que estaban llamados a ser importantes en el filial como Vicente Esquerdo, Koba Koindredi, Guillem Molina y hasta el propio Yunus Musah. Tampoco hay que pasar por alto los problemas estrictamente deportivos del equipo en el campo. El Mestalla de Óscar es un equipo combativo que nunca le pierde la cara a los partidos, pero que está pecando de falta de contundencia en las dos áreas y está cometiendo errores puntuales que penalizan en exceso y cuestan partidos. El filial es junto al Arenas Club de Getxo el equipo con más empates (8) de los cinco grupos de Segunda B. La falta de experiencia se traduce también en una pérdida de puntos en los minutos finales. Ya van tres partidos: Villarreal B (1-1 en el 88’), Peña Deportiva (1-1 en el 87’) y Orihuela (2-2 en el 93’). Seis puntos que serían oro. El club ha hecho un esfuerzo en el mercado de invierno por reforzar la plantilla a la desesperada con las fichajes de Fadiga Ouattara, William de Camargo y Bashiru. Los tres han potenciado al nivel del equipo, pero ninguno marca de momento las diferencias. Y en medio del drama deportivo aparecen los árbitros. El filial se ha sentido maltratado por los colegiados toda la temporada y el gol ilegal del Orihuela en el descuento ha colmado la paciencia de Óscar y sus jugadores. Las imágenes de televisión demuestran la injusticia.