La decepción era visible en los rostros de la expedición taronja no sólo a la conclusión del encuentro ante el Real Madrid, sino también al abandonar el Hotel Meliá Castilla rumbo a Atocha, y a su llegada a València pasadas las 13:30 horas en un AVE procedente de la capital de España. Todos eran conscientes de que, más por los propios errores que por los méritos del rival, se había escapado una gran oportunidad en la presente edición de la Copa del Rey. Y es que el conjunto de Pablo Laso, siempre favorito en este tipo de envites por potencial y por plantilla, no llegaba a la cita en su mejor momento. Las lesiones, dudas y diferentes problemas eran un factor del que el Valencia Basket estaba obligado a sacar provecho. Pero no fue así.

Faltó convicción, juego, energía y también acierto. Demasiados ingredientes para superar a un rival que, aún lejos de su mejor nivel, hizo gala de un gen competitivo que le faltó a los de Jaume Ponsarnau en muchos momentos del enfrentamiento. Es por ello que el ‘mazazo’, más allá de la derrota, fue mayor. Todo un jarro de agua fría por lo inesperado de la puesta en escena, y más viniendo de tres victorias consecutivas ante el Unicaja, CSKA Moscú y Coosur Real Betis. Lamentarse ahora sirve de poco, más allá de para tirar de orgullo y aprender una lección que puede ser muy productiva de cara a un futuro inmediato. Concretamente en apenas seis días.

Y es que este próximo viernes el conjunto taronja vuelve a enfrentarse al Real Madrid en La Fonteta en un escenario distinto y si cabe más importante para sus intereses, el de la Euroliga. Por ahí pasa el gran objetivo de la temporada para el club, y por este partido muchas de las opciones. Un encuentro que la plantilla taronja comenzará a preparar a partir de mañana por la tarde después del examen de conciencia de estos dos últimos días y que debe servir, principalmente, para limpiar la mente y despejar la cabeza tras lo sucedido en el Wizink Center. Y es que más que en lo físico, la clave está ahora en recuperar al equipo a nivel anímico. Y para ello puede jugar un papel fundamental el regreso de varios jugadores al grupo.

Vives vuelve

Empezando por Guillem Vives, que el jueves todavía no estaba en condiciones de ayudar pese a estar sentado en el banquillo, pero que para el encuentro de Euroliga debería estar ya en perfectas condiciones una vez superada su lumbalgia. Lo mismo que Derrick Williams, descarte en la Copa del Rey por la normativa de los ‘cupos de formación’ en la ACB y cuyo descanso extra todos esperan que mejore las molestias que viene arrastrando en su rodiilla izquierda y, por encima de eso, le permita dar ya un paso adelante en su irregular rendimiento.

Además, y muy importante, está el regreso de Joan Sastre y Fernando San Emeterio al grupo. El primero ya ha realizado algún entrenamiento colectivo y es casi seguro que podrá estar para este partido. Con el segundo existen más dudas porque los plazos son más justos aunque su concurso no está descartado.