Cap, cor i collons. Ese lema que recita el levantinismo esta temporada no podía tener más significado en una visita al Wanda que terminó con tres puntos y con otra exhibición granota en este 2021. Y ya van unas cuantas. En Madrid se ganó por pizarra, coraje y fútbol. Por calidad y por cantidad. Por convencimiento en una idea y una filosofía. Por Paco López, Dani Cárdenas, Morales y De Frutos entre otros. Pero sobre todo y por encima de todo, por el colectivo. En una semana el Levante le ha ganado 4 de 6 puntos posibles al líder de la categoría y ha demostrado que más allá de nombres este equipo puede ganar a cualquiera. El Comandante, liderando al bloque, falló la primera pero a la segunda la envió a la jaula. Con algo de fortuna sí, pero como un premio al fútbol desplegado. Desde ese gol al de Jorge De Frutos, desde el centro del campo con Oblak arriba tras un córner, pasó de todo. Cárdenas se vistió de héroe, los cambios fueron importantes y esa defensa, con algún ‘pero’ en tantas ocasiones, rozó la excelencia y amarró los tres puntos para hacer feliz un día más a la afición granota.

El planteamiento inicial era claro. Línea de cinco atrás con Malsa-Bardhi por delante, Rochina y Morales un escalón por delante y arriba Sergio León. Con ese dibujo, el Levante anuló el pasillo interior y explotó con libertad al Comandante que tuvo muy pronto la primera gran ocasión del partido. Declaración total de intenciones. Rochina lanzó un balón largo a la espalda de la defensa rojiblanca y ahí aparecía el capitán granota para encarar, tras un control magnífico, para encarar a Oblak. Morales falló pero lanzaba un aviso. La hoja de ruta estaba clara. El plan de Paco López empezaba a salir a la perfección y el cuadro granota demostraba que no estaba en Madrid de «turismo».

El Atético se vio mucho más incómodo que en el Ciutat. La defensa de tres de inicio cerró mucho la participación de Suárez, Llorente de carrilero no entraba en juego y los centrales comenzaban a mostrar su recital de recursos. El equipo creció de atrás hacia adelante. El margen de error en defensa era mínimo y Róber, Vezo y Duarte cumplieron a la perfección. Y además, cuando se podía, adelantaban líneas y a presionar alto tras pérdida. Así llegó el 0-1 de Morales. Un centro desde la izquierda de Toño encontró a Sergio León como rematador pero el balón llegó a la frontal y ahí se activó el acoso a Kondogbia. El francés tiró un caño a Rochina, sin suerte, y el Comandante acertó para batir a Oblak con algo de fortuna.

El marcador, lejos de ser un golpe de fortuna, era un premio a lo mostrado en esa primera media hora en la que la pizarra de Paco superó con creces a Simeone. El segundo tiempo sí fue un ejercicio más de sufrimiento que de lucidez con balón. Algo lógico. El Atlético, con el título en juego, empezó a apretar y Simeone fue moviendo piezas. Primero sacó a Llorente de la zona de carrilero para meter a Correa, que estaba de segundo delantero, en esa zona. Pero no salió bien. Después apostó por Ricard ahí, pero el Levante no se movía de su sitio. Róber Pier, impecable al igual que Duarte y Vezo, fue una solución constante a los balones filtrados en esa zona.

Y a falta de media hora comenzó el recital de Dani Cárdenas. El portero, que jugó por delante de Aitor en el Wanda, sacó una falta espectacular de Luis Suárez que iba directa a la escuadra. Solo con rozarla la envió a la madera. Unos minutos más tarde, el meta le sacó casi en el área pequeña un remate a bocajarro de Joao Félix tras centro del ‘charrúa’ y cerraba la portería granota. Paco López, en otro acierto más desde el banquillo, sacó a Rochina y Sergio León del campo para apostar por De Frutos y Dani Gómez. El primero para amenazar el espacio y el segundo para pelear más que el ‘7’, que estaba agotado.

Los últimos diez minutos fueron una demostración de supervivencia granota. Cada centro lateral era un despeje y cada contraataque mandaba un aviso a la defensa rojiblanca, con Cárcenas sacando un remate de volea de Lemar que cantaba 0-1. Pero aún quedaba la guinda del pastel. En el descuento, con Oblak arriba y con el Atlético buscando el 1-1, un rechace y un mal pase de Llorente dejó a De Frutos con campo por delante. El segoviano arrancó, llegó al medio del campo y con el esloveno fuera marcó desde su casa. Ese fue el epílogo perfecto a una jornada histórica en la que se volvió a gritar eso de ¡qué grande es ser del Levante!