No fue casualidad que Quico Catalán se dirigiese ayer a la plantilla después de lo difícil que había sido la noche para los levantinistas. El presidente, que tenía que personarse de todas maneras en Buñol para la prueba PCR previa al viaje oficial a San Sebastián, quiso hablar directamente con los jugadores por un doble motivo. El primero, reforzar el mensaje de agradecimiento que de manera espontánea ha brotado desde todas las esferas. Y el segundo, no menos importante, recordar que la temporada continúa en marcha y que hay objetivos todavía en juego. Seguro que no tan ilusionantes como la final de Copa, pero muy necesarios. El que más, confirmar la permanencia, ya prácticamente en el bolsillo. Y sobre todo no renunciar a nada en un momento en el que Europa se puede poner a tiro. El mensaje ante jugadores y cuerpo técnico no fue baladí. Tras el esfuerzo de las últimas semanas y la pelea frente a los contratiempos es muy importante que el golpe anímico no afecte y que el equipo se sobreponga sin dejarse llevar.

Noche de lagrimas

«Durante el partido lloré varias veces, orgulloso de vosotros. Lloraba pensando en todos esos niños que volvían al cole pensando que podían jugar la final. El presidente del Levante tenía que daros las gracias de corazón por todo. No somos conscientes de lo que ha pasado. Estamos jodidos, pero el club no se había visto en una de estas y eso lo habéis conseguido vosotros», dijo en su discurso improvisado y difundido a través de los canales oficiales. «Mi segundo mensaje es que esto no para, que esto sigue. No podemos pensar que esto se ha acabado. Estamos haciendo una grandísima liga. La diferencia entre los ganadores y los perdedores es que los ganadores se levantan de los momentos jodidos. Vamos a jugar más semifinales y finales, estoy convencido. Y para jugar finales hay que perder semifinales, es una realidad. Tenemos que prepararnos a base de palos y nos tiene que servir para aprender».

El golpe moral por haberse quedado a las puertas de la final es indudable y el handicap de cara al próximo partido junto al desgaste físico de haber jugado una prórroga y con el equipo cogido con pinzas. Paco López tiene apenas el entrenamiento de hoy para levantar al equipo y presentar batalla en el Reale Arena. Sin embargo, para conseguirlo, además de con el respaldo de Quico, cuenta con la experiencia de veteranos como Coke, otro de los que habló ayer de cómo se encuentra el grupo: «Hemos sentido toda la energía de los que se han volcado. Ojalá podamos volver a vivirlo en el estadio, pero toca cerrar ese capítulo y mantener el ritmo que llevamos de competición. Este equipo poco a poco va mejorando a nivel de competir y ahora tenemos un partido de una exigencia tremenda».