María Crespo es una joven estudiante en la Universidad de Alacant. Prepara un trabajo específico sobre este deporte, encargado por José d’ Agost, profesor universitario , jugador, impulsor de la pilota en su pueblo y en su comarca. La chica es natural de Chiva y me pregunta sobre cinco puntos muy sencillos: cómo se ha mantenido la pelota en Godelleta, dónde se juega, a qué modalidad y qué jugadores han destacado. Esta joven futura profesora de disciplina tan necesaria conversa a gusto sobre el deporte que acaba de descubrir. Ella, como cualquier chivano de hoy nada sabe del desafío que a finales del siglo XIX, allá por los años ochenta, enfrentó al Calderero de Bugarra contra el Tuso de Turis, en la calle Pedralba, con victoria del primero ante cientos de espectadores que acudieron de todos los pueblos cercanos. Aquel mismo día se entabló un desafío entre los de Chiva y Godelleta que acabó el triunfo de los visitantes tras una gran exhibición del Percalero, que dicen que acudió presto a la cita desde Cheste donde había comido y bebido más de la cuenta y hubo de descargar en estómago en casa de un vecino para remontar una partida que parecía perdida. La fiesta por el triunfo se prolongó en Godelleta hasta altas horas de la madrugada.

María, alucina cuando le dices que donde hoy está Consum, en la plaza de Chiva, había una posada con su frontón donde jugaron los grandes de la especialidad desde el Perolero de Pedralba a los hermanos Rabotes, los últimos pelotaris de Chiva. La joven estudiante se lamenta que no haya archivos, ni nadie se haya interesado por recuperar esa memoria e incluso ese deporte: «Lo he descubierto y me gusta, espero poder acercarme este verano a Godelleta y disfrutar de alguna buena partida». Me dice Maria que pensaba hablar de la pelota en Buñol pero que el profesor ya le advirtió que allí no conocía a nadie. Se perdió la pelota en Buñol, incluso las exhibiciones en la calle Colón de cada semana de feria; se perdió en Yátova, en Macastre y se perdió en Turís, cuando hubo tiempos en que solían enviar resultados y crónicas de partidas allí jugadas en los años veinte del pasado siglo.

María muestra en la videoconferencia un rostro de sorpresa y de interés. «Nunca pude imaginar que todo eso haya pasado en Chiva, mi pueblo». Y uno, que siempre tiene vocación apostólica la anima a ser la «primera», que lo intente, que investigue, que se proponga hacer algo a favor de aquel deporte que en la calle Pedralba congregaba a toda la comarca, que sea la «loca» que se apasione por algo que vale la pena. Le cuento lo que hacen otras mujeres por atraer hacia la pelota a las nuevas generaciones. Y uno piensa que los medios informativos pueden hacer mucho, desde luego, pero que la primera piedra la pone un hombre o una mujer, ese hombre o esa mujer empeñados en construir algo hermoso. Necesitamos personas, una, dos o tres en cada pueblo para iniciar los caminos de recuperación. Personas. Tengo la esperanza de que María puede ser la persona que lo inicie en Chiva.