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RASA Y JUNTO AL PALO

Mr Marshall no llegará

El príncipe Tunku Ismail, durante un encuentro de su equipo, el Johor FC. johor tigers

La película de Luis García Berlanga en versión futbolística de «Bienvenido míster Marshall», ya no tiene más secuencias. Los americanos, en este caso el príncipe de Johor, no han llegado. Nos hemos quedado sin tractores, sin la serie de peticiones que podíamos haber tenido. El príncipe de Johor ha sido como la banderita estadounidense que al final de la película flota por las aguas de la acequia local. Los complacientes, que habían soñado con este nuevo Marshall, se han quedado sin pronunciar aquellas frases en las que se debía una explicación.

Los aficionados valencianistas deben saber que quienes lanzaron sus cánticos por el nuevo americano, al que iban a recibir con alegría, igual que hicieron con Lim, no pueden exigir ninguna explicación porque no ha habido nadie desde la dirección del club que hubiera pronunciado promesas. Eran todo especulaciones. Era una maniobra de un joven a quien se adjudicaba la misión de traer a Mestalla nueva administración. No ha habido lugar porque Lim ni siquiera está dispuesto a vender la entidad a grupos más serios y comprometidos con la ciudad y el fútbol, que el príncipe.

Manuel Llorente lleva tiempo intentando la operación de compra del club, pero ya me avanzó hace meses que el problema residía en el hecho de que Lim no quería vender y la historia no ha sido modificada. Llorente hubo un tiempo en que no se emocionaba con la operación de intentar desalojar a Lim porque no contaba con firmes apoyos financieros. Fue en enero cuando llegó a confesar que el grupo que pretendía devolver la dignidad al Valencia, valencianismo y la ciudad, destilaba perfume valencianista. No era un estricto grupo inversor. Había más calor que el puramente económico.

Mientras Lim se mantiene en sus trece, como hizo el Papa Benedicto en Peñíscola, la dirección del club está más clara cada día. El futuro del equipo está fundamentado en la venta de los mejores jugadores de la plantilla para hacer caja y con ello seguir mintiendo. Lim tiene muy claro lo que quiere hacer con el club: contratos de cesión con jugadores de medio pelo, como los que ha traído en el mercado invernal, y llegada casi masiva de canteranos para defender la permanencia. Ahora, ya no se trata de llegar a la elite como prometió, sino seguir en la medianía malversando la historia de la entidad y la ilusión de miles de valencianos que tienen al club como imagen que va más allá de lo futbolístico.

Pero no hay que ponerse en lo peor, ya que a partir de ahora Mestalla cuenta con bendiciones. Don Álvaro Almenar ha sido designado el asesor religioso de la sociedad. El hombre que entre en el vestuario para rezar por la victoria. Mi buen amigo, el desaparecido, don Elías Llagaría, era un merengot hasta la médula. Y vivía la pasión futbolística con la fe que iba muy de consuno con sus convicciones religiosas. Meriton, que sigue adormeciendo con cuentos chinos, ha echado mano de una tradición que ya no existe en la mayoría de los clubes. Al nuevo sacerdote le cae encima la dura misión de esparcir consuelos en un vestuario en los que hay más depresión que fe en el futuro. Ni fe, ni esperanza, porque tampoco de Lim se aguarda caridad. ¿Estamos seguros de que sólo hay católicos en la plantilla profesional?

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