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VA DE BO

RETEGUI II Y GENOVÉS, DOS MITOS, UN SÍMBOLO

RETEGUI II Y GENOVÉS, DOS MITOS, UN SÍMBOLO

Nemesio Serrano es un conquense de Villanueva de la Jara, comarca de la Manchuela que llegó de adolescente a Quart de Poblet y además de trabajar doblando el riñón por un jornal, jugaba a pilota en los clubes de Quart de Poblet y de Manises. Ahora dedica su tiempo de jubilación a recopilar carteles y fotos y a subirlos a las redes. Su trabajo es admirable. Lo hace generosamente, por afición. Y por eso habla claro, porque nada debe a nadie…ni nada teme.

Gracias a Nemesio hemos disfrutado estos días de la foto en la que Julian Retegui y Paco Genovés se alzaban mutuamente los brazos en aquella partida de homenaje que se montó el el frontón Torre del Turia cuando ambos estaban en sus últimos años de profesionales. La foto es simbólica: representa el abrazo entre las dos primeras figuras indiscutibles de la historia de la pelota vasca y valenciana. El navarro era un jugador líder y carismático. Paco era y es el líder de los corazones valencianos, la figura indiscutida e indiscutible. Un símbolo de la vertebración del Sènia al Segura.

¿Qué le ha faltado a la pelota para que fuera olvidada más allá de las fronteras de lo vasco y de lo valenciano? Le ha faltado una Federación Española que uniera en la diversidad. Porque sí así hubiera sido, si la Española lo hubiera sido de todos, no se encontraría la pilota valenciana en la tesitura de suplicar reconocimientos a las esplendorosa realidad construida desde que abandonó aquel barco sin timonel, rumbo desorientado u motores averiados. Y le ha faltado un Consejo Superior de Deportes que hiciera lo mismo. Le ha faltado el relato de periodistas de prestigio que desde los grandes centros de poder resaltaran la verdad de la Historia: que el juego de pelota era el deporte de todos los españoles, heredado de la cultura greco latina. Le ha faltado relatores, allá donde hay poder, que recordaran la poética de este deporte. La pelota vasca, se refugió en su territorio y la valenciana, que nunca había tenido luces para salir de su espacio geográfico, optó por olvidar expandirse, y cuando lo intentó no faltaron los ombliguistas interesados en poner piedras en aras a falsas identidades. Un servidor, y sirva como argumento, de pequeño y de joven pensaba que sólo se jugaba a pelota en su pueblo…

Retegui y Genovés, en un país normal, con poetas de este deporte, con influencias en las alturas hubieran recibido al unísono el premio Príncipe de Asturias.

- Oiga, ¿pero si fuera de sus territorios nadie los conoce en España?

- Pues precisamente por eso. Porque va siendo hora de reconocer lo que forma parte de la identidad de pueblos de la vieja España y aprovechar el prestigio de los grandes premios para recordar lo que significó en el pasado este deporte que vertebraba. Pero nadie lo cuenta. Y ningún ministro es capaz de crear y de creer que la poesía, la cultura y el deporte propio, que debe unir en la diversidad, también está en esta foto. Dos mitos y el símbolo de una España quimérica.

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