El Real Madrid de los imposibles, un equipo mermado en el presente curso, sin fichajes y víctima de plagas de lesiones, encara una nueva gesta que añadir a su historial, visitando por primera vez Stamford Bridge para medirse a un Chelsea que, pese a ser superior en la ida no fue capaz de vencer, en un precioso pulso por una plaza en la gran final de Estambul. Sus trece conquistas de la Copa de Europa le convirtieron en el rey de la competición pero, la realidad, es que pocos podían contar con el Real Madrid esta temporada. Ni estando dirigido por ‘mister Champions’, el entrenador que venció tres ediciones consecutivas, Zinedine Zidane, y que solamente ha perdido una eliminatoria (ante el City el pasado curso), en sus cinco participaciones en el torneo.

El Madrid de los imposibles, a por la final

El más difícil todavía lo encaró el técnico francés en una temporada repleta de inconvenientes. Se vio a un paso de quedarse fuera o caer al desprestigio de la Liga Europa con un mal inicio de la fase de grupos, pero con una reacción que le impulsó para acabar primero antes de superar al descarado Atalanta en octavos de final y al Liverpool en cuartos.

El Madrid de los imposibles, a por la final

Con la estadística en contra -nunca ganó el Real Madrid al Chelsea en cuatro duelos en competición europea y jamás levantó una semifinal con empate a un tanto de la ida en Madrid en tres precedentes-, pero la experiencia a su favor. Con una plantilla repleta de jugadores que saben gestionar los momentos de tensión y que han respondido cuando se asomaron al abismo. Superando hasta 55 lesiones entre problemas musculares y coronavirus, recuperando jugadores importantes para la gran cita y obligado a marcar.

En el físico radica la clave de la eliminatoria. El Chelsea atropelló al Real Madrid en la ida. Acusó el equipo de Zidane las pocas rotaciones en la semana de cuartos y el clásico. Pagó las consecuencias y aprendió una lección. A Stamford Bridge llega con las piernas más frescas, con Toni Kroos y Luka Modric descansados, y la duda del ritmo en otros recién recuperados. El capitán Sergio Ramos llega a tiempo para liderar la batalla, Ferland Mendy para ocupar el lateral izquierdo y la gran duda es el estado de Fede Valverde.

El 1-1 de la ida permite al Chelsea plantear un partido parecido al que hizo cuando acudió a este mismo escenario con una renta de 0-1 contra el Atlético de Madrid o cuando jugó la vuelta de cuartos con el 0-2 de la ida contra el Oporto. No es un equipo que busque encerrarse. No es la filosofía de Thomas Tuchel. El alemán intentará llevar la batuta del partido. Tenerlo bajo control, amasar ocasiones y desesperar a los Blancos desde la posesión.

Si el centro del campo, compuesto por Jorginho y Kanté, que descansaron el fin de semana, vuelve a eclipsar al del Real Madrid, el Chelsea tendrá mucho ganado. Si este se impone, sus opciones de mantener la puerta a cero aumentan y es que solo Benzema en Valdebebas ha sido capaz de perforar la meta de los ‘Blues’ en los últimos seis encuentros.