No hay manera de ganar un partido. Menos mal que el colchón adquirido en la primera vuelta y la actuación de los equipos que andaban por la cola, a cuál de todos peor, ha resultado suficiente para mantener la categoría sin pasar torturas. Está claro que esa es la primera premisa que se marca el Levante cuando comienza cada temporada. Ahora está aquello que todos dicen, si en el mes de Agosto pasado nos hubieran comentado que la salvación se conseguiría varias jornadas antes de terminar, la respuesta sin duda esta, donde hay que firmar. Lo entiendo perfectamente. Mantener el estatus es muy importante para cualquier club y más todavía para aquellos que luchan y luchan para poder subsistir con cierta tranquilidad, en lo deportivo y sobre todo en lo económico. Los presupuestos se hacen con la vista puesta en la pasta de la televisión y esa no es la misma en la máxima categoría que fuera de ella. Por esa parte la misión ha quedado cumplida.

¡Qué se acabe la temporada!

Muy diferente ha sido la parcela deportiva, sobre todo en esta recta final. En la liga todo el mundo se las prometía muy felices, el equipo iba como una bala, pronto se plantó con 38 puntos y con ellos la primera meta conseguida. Cazar alguna competición europea era entonces el objetivo, sobre todo de los aficionados quienes viendo la marcha del equipo lo veían posible. En Copa del Rey ni les cuento. Llegar a semifinales y por muy poco no conseguir la final era para seguir pensando en algo importante, pero el gozo en un pozo. Fue terminar el ciclo copero y no ser el mismo equipo. Solo ha ganado un partido. Las derrotas sufridas han sido más por deméritos propios que méritos del rival. Creo que lo mejor que le puede pasar al conjunto azulgrana es que termine todo ya y comenzar a pensar en la próxima campaña. Tiempo hay para planificarla. El trabajo ahora es para la secretaría técnica del club.