El genio de Alejandro Davidovich, que ha embrujado durante el presente Roland Garros, no fue suficiente para doblegar al alemán Alexander Zverev, sexta raqueta del mundo, que le venció en cuartos de final por 6-4, 6-1 y 6-1 en una hora y 36 minutos.

Era ambiciosa la gesta que pretendía el malagueño, acceder por vez primera en su carrera a las semifinales de un Grand Slam y hacerlo ante uno de los tenistas más en forma del momento.

Su intentona duró un set y luego se diluyó ante el empuje del alemán, que juega por tercera vez unos cuartos en París y se clasificó por vez primera para unas semifinales.

Su rival por un puesto en la final saldrá del duelo entre el ruso Daniil Medvedev, segundo del mundo, y el griego Stefanos Tsitsipas, quinto.

Davidovich se marcha de París con la cabeza bien alta, tras haber conquistado sus primeros cuartos de final de un Grand Slam y con pinceladas de gran calidad en la arcilla francesa.

El desparpajo mostrado en la pista, su capacidad de sufrimiento y su aguante físico le llevó a avanzar tras dos partidos a cinco sets, uno particularmente vistoso y épico contra el noruego Casper Ruud, reputado especialista en la tierra batida al que doblegó con fe y calidad.

Fue su cumbre en un torneo que, sin duda, supondrá un paso adelante en la carrera de un tenista que despuntó tras ganar en 2017 el torneo júnior de Wimbledon, pero que luego sufrió una depresión asolado por las elevadas expectativas y sus prisas por colmarlas.

Tardó algo de tiempo en canalizar su furia y en los últimos meses pareció lograrlo, como testimoniaban, antes de llegar a París, su semifinal en Estoril, sus cuartos en Montpellier y Montecarlo o su tercera ronda en Roma.

Alexander Zvererv. Reuters

La eclosión llegó en Roland Garros, donde jugó un torneo de alta calidad, hasta que se encontró con un Zverev que no estaba dispuesto a darle ninguna concesión.

Aunque comenzó fogoso el español, que arrebató el saque de entrada al alemán, pronto se vio sitiado con su servicio, sometido a una presión extrema del alemán, que se lo arrebató cuatro veces y dispuso de bolas de rotura en las otras dos durante el primer set.

Sobrevivió a base de quiebres, tres, pero tras romperle el último en el noveno juego de la primera manga quedó a merced del juego del germano y solo fue capaz de sumar dos juegos más en todo el partido.

Zverev elevó el nivel, siguió sacando por encima de 210 km/h y el español quedó condenado a sobrevivir al bombardeo.

El duelo, emocionante hasta ese momento, se tornó en un monólogo del alemán ante un Davidovich que había perdido la frescura de otros días, incapaz de ser el genio que embrujó a París.