La lluvia torrencial y el intenso frío no impidió una histórica actuación del esloveno Tadej Pogacar, defensor del título, en la primera etapa alpina, donde se enfundó el maillot amarillo después de propinar a todos sus rivales de la general un serio castigo en forma de tiempo.

La etapa se la adjudicó en solitario el belga Dylan Teuns (Bahrain Victorious), último superviviente de la escapada del día, quien atravesó la meta de la octava etapa disputada entre Oyonnax y Le Grand-Bornand, de 150 kms por delante del español Ion Izagirre (Astana), del canadiense Michael Woods (Israel Start Up) y de Pogacar, terminando una faena de las de salir por la puerta grande. Si Teuns se puso las dos manos en la cabeza por la incredulidad de su segundo triunfo en el Tour, Pogacar, de 22 años, se golpeaba el pecho con el puño. «Aquí estoy yo y estos son mis poderes», pareció decir la perla del UAE Emirates, líder único, sólido y posiblemente indestructible. La lección sonó a definitiva.

Pogacar atacó a 32 kilómetros de meta, subiendo el Col de La Romme, terminó con la resistencia del ecuatoriano Richard Carapaz, fue cazando a todos los escapados del día y se fumó La Colombiere aumentando las diferencias a marchas forzadas. No dejó uno vivo. Solo cedió en la última bajada a meta, por prudencia, ya no debía arriesgar. El valiente Teuns aprovechó para abrazar su gloria.

El mazazo de Pogacar tuvo efectos devastadores y despejó dudas, si es que las había. Endosó 3.20 minutos a Carapaz, Enric Mas y Urán, 5.09 a Wout Van Aert y 21.47 al exlíder Mathieu Van der Poel. El esloveno se puso el maillot amarillo en París el 20 de septiembre de 2020, ahora en Le Grand Bornand se lo puso por segunda vez.