Matteo Berrettini se convirtió ayer en el primer tenista italiano en la historia en alcanzar la final de Wimbledon al derrotar al polaco Hubert Hurkacz por 6-3, 6-0, 6-7 (3) y 6-4.

Berrettini mejoró las semifinales que logró Nicola Pietrangelli en 1960 para meterse en su primera final de un Grand Slam, en un mes mágico para él tras la conquista de Queen’s, su mejor trofeo hasta la fecha.

El transalpino se impuso con claridad a un Hurkacz dominado desde el principio, timorato y abducido por la presión de haber derrotado a Roger Federer en la ronda anterior. Mucho se esperaba de Hurkacz, tras el mayor triunfo de su vida, pero decepcionó, sobre todo en los dos primeros sets.

Berrettini, que ya sabía lo que era jugar unas semifinales de un Grande en el Abierto de Estados Unidos de 2019, se llevó un disputado primer parcial y pasó por encima de Hurkacz en el segundo, en el que le endosó un «rosco», como el polaco le hizo a Federer, y le dejó ganar solo ocho puntos en toda la manga.