Competir al más alto nivel es durísimo. No solo físicamente sino también mentalmente. Las exigencias de la alta competición ponen a prueba los límites físicos de los deportistas y también su estabilidad emocional. Buscar batir récords, validar plusmarcas y simplemente llegar a más en cada prueba en ocasiones pasa factura. La salud mental de los deportistas de élite es quizá la gran olvidada de la competición en el primer nivel.

En esta edición de los juegos olímpicos que se están celebrando en Tokio el debate sobre la necesidad de velar por la salud mental y el cuidado psicológicos de los atletas ha saltado a la palestra con la retirada de algunas pruebas de la gimnasta estadounidense Simone Bales que tras su primer día en los juegos decidió retirarse para intentar superar la ansiedad y la depresión por la que estaba atravesando.

El arma secreta contra el estrés de Daley

Sin embargo, hay quien ha sabido aplicar métodos para luchar contra la ansiedad y relajarse. El campeón olímpico en salto de trampolín Tom Daley ha encontrado en el punto su válvula de escape a tanta tensión. Entre prueba y prueba, y tras  lograr su tercer oro olímpico en la plataforma desde los 10 metros y protagonizar uno de los discursos más emotivos cuando reconoció sentirse orgulloso "de decir que soy gay y que soy campeón olímpico", el británico siguió desde la tribuna el resto de pruebas. Fue entonces cuando las cámaras captaron a Daley en la que se ha convertido en una de sus aficiones favoritas fuera del agua: el punto. El saltador es todo un expertos tejiendo y ya ha elaborado varias bolsas que ha regalado a alguno de sus compañeros para guardar allí las medallas.

La cuenta de instagram del británico confirma que tejer se ha convertido en una pasión para el deportista. Aprovechando la publicación que hizo la organización olímpica, el joven clavadista explicó en sus stories que, “tejer se ha convertido en mi forma de encontrar la calma, la atención plena y me alivia el estrés. ¡Me encanta!”.