Lionel Messi está fuera del Barça. No es un rumor, sino una noticia oficializada por el FC Barcelona a través de un comunicado público. El club afirma que tenía un acuerdo con el futbolista para renovar su contrato que acabó el 30 de junio para las cinco próximas temporadas, pero que este acuerdo se ha roto. Ese contrato iba a firmarse hoy, jueves, desvela la entidad. Pero lo que se ha producido ha sido la ruptura, que parece definitiva y que sería confirmada este viernes por el presidente Joan Laporta en una comparecencia.

El Barça asegura que el motivo del fatal desenlace se debe a "obstáculos económicos y estructurales (normativa de la Liga española)", con lo que traslada la responsabilidad a Javier Tebas, el presidente de la patronal del fútbol profesional, quien, tras confirmar un pacto con el fondo de inversión CVC que suponía un ingreso de 2.700 millones, aseguró que iba a "revolucionar el modelo de gestión de los clubs".

Lo que ha revolucionado, y de qué manera, ha sido al Barça y al barcelonismo en un momento dramático y cruel. Dramático porque el equipo azulgrana pierde a su capitán y al futbolista clave de la plantilla, autor de 672 goles en 778 partidos y recordman en títulos conquistados (35 vestido de azulgrana); cruel porque esa marcha y anunciada en escueta nota de la entidad, se produce a tres días del torneo Joan Gamper (este domingo ante la Juventus) y a diez del debut en la Liga (el 15 de agosto) ante la Real Sociedad.

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La carrera de Messi en el Barcelona, en diez imágenes EFE-REUTERS

"Este acuerdo convertirá a LaLiga en la competición de fútbol más atractiva del mundo", presumió Tebas, aunque la primera repercusión que ha generado ha sido la marcha de Messi del Barça y del campeonato español. El club expone que "está situación", aludiendo a los "obstáculos económicos y estructurales", impiden que el 10 argentino siga en el Camp Nou. "Las dos partes lamentan profundamente que finalmente no se puedan cumplir los deseos tanto del jugador como del club". consta, para certificar que acaban dos décadas de relación que empezaron el 14 de diciembre de 2000 cuando se firmó una servilleta por la que el Barça fichaba a un niño argentino de 13 años.

A falta de la aclaración por parte de los protagonistas implicados, en el trasfondo de la separación subyace la oposición del Barça y Joan Laporta a ese acuerdo con CVC por las implicaciones que tenía para la entidad azulgrana y el Real Madrid respecto a su voluntad de mantener vivo el fenecido proyecto de la Superliga al que tanto se oponía Tebas.

El comunicado del Barça

"A pesar de haberse llegado a un acuerdo entre el FC Barcelona y Leo Messi y con la clara intención de ambas partes de firmar un nuevo contrato en el día de hoy, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española).

Ante esta situación, Lionel Messi no continuará ligado al FC Barcelona. Las dos partes lamentan profundamente que finalmente no se puedan cumplir los deseos tanto del jugador como del Club.

El Barça quiere agradecer de todo corazón la aportación del jugador al engrandecimiento de la institución y le desea lo mejor en su vida personal y profesional".


La inyección económica que se calculaba para cada club (alrededor de 270 millones para el Barça) se presentó como la llave definitiva para desencallar la larga negociación con Messi. El sosiego que suponía la inyección económica para aumentar el límite salarial en el vestuario azulgrana y reinscribir a Messi, más los cuatro fichajes realizados, ha desembocado en un problema de última hora. Tan grave, que, después de que el delantero argentino aterrizara en Barcelona para firmar el contrato, está recluido en su casa, rumiando hacia dónde dirige sus pasos futbolísticos.

Del alivio a la angustia han pasado el Barça y Messi. Y todos los culés, por supuesto, por una separación que más pronto que tarde iba a producirse (más que nada, por los 34 años del futbolista) pero que se antojaba improbable.

Desde el día de la toma de posesión, Laporta se declaró convencido de que Lionel seguiría; en cada comparecencia aseguraba que las negociaciones progresaban y Messi aterrizó el miércoles para firmar ese complejo acuerdo (de cinco temporadas, con dos en activo más otras tres ejerciendo de embajador deportivo, y el salario que cobraba repartido en ese periodo), incorporarse a los entrenamientos (no podía hacerlo, al no tener contrato), y presentarse el domingo en el Gamper con sus compañeros. Este jueves se le despedía con un comunicado y un vídeo en Twitter, de momento.

Todo queda en nada

Todo queda en nada, con Messi, su esposa Antonella y los tres hijos, reinstalados en la mansión de Castelldefels a la espera de acontecimientos. Toda la familia había regresado de Eivissa, la última etapa de las vacaciones que empezaron en Miami tras la disputa y la conquista argentina de la Copa América, el primer título mayor con el combinado albiceleste de su máxima estrella. En Eivissa, precisamente, Messi se fotografió con cuatro jugadores del Paris Saint Germain. Cuatro amigos: Neymar, que siempre quiso volver a jugar al lado del argentino, más los argentinos Leandro Paredes y Ángel di María y el italiano Marco Verratti.

El PSG se erige ahora en una de las principales, por no decir única, salida de Messi en cuanto él también confirme su marcha. A no ser que ni siquiera lo haga él personalmente y sea Laporta, en su comparecencia de este viernes, la ratifique. El Manchester City fue una opción la temporada pasada, pero no lo parece ahora, a no ser que Messi proclamara que quiere reunirse con Pep Guardiola en el cierre de su carrera.

El año pasado fue Messi quien anunció el deseo de marcharse del Barça. Lo hizo a través de un burofax enviado a las oficinas a nombre del presidente, y luego se explicó en sendas entrevistas donde compartió con el gran público la inexistente relación con Josep Maria Bartomeua quien acusó de haberle engañado reiteradamente.

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La millonaria hinchada azulgrana se preparó para llorar una pérdida que no se consumó entonces y puede producirse ahora. Tan grave desde el punto de vista deportiva, acaso más, cuando parecía descartada y con menos tiempo para reaccionar en busca de fichajes y, sobre todo, mucho menos dinero. A Ronald Koeman se le presenta un problema mayúsculo. La pretemporada habrá servido para ensayar un Barça sin Messi, aunque echará de menos "los treinta goles" que garantizaba el astro de Rosario.

Neymar se marchó el 2 de agosto de 2017 (se jugaba la Supercopa con el Madrid el día 13 y la Liga empezó el día 20) y dejó 222 millones de la cláusula de rescisión. Messi, libre desde el 30 de junio, no generará ningún ingreso. Solo un ahorro. Y dolor, mucho dolor.