La karateca española Sandra Sánchez cortó ayer el aire del Nippon Budokan con un kata perfecto, un ‘Chatanyara Kushanku’ que le dio la medalla de oro de los Juegos de Tokio, la primera de la recién nacida historia olímpica de este deporte.

Sánchez se impuso en la final a la japonesa Kiyou Shimizu por 28,06 puntos a 27,88, en una repetición de la final del último campeonato del mundo, en Madrid en 2018, en la que igualmente venció la española. Las dos medallas de bronce las ganaron la italiana Viviana Bottaro y la hongkonesa Lau Mo Sheung Grace.

Los 153 centímetros de Sánchez inundaron de fuerza el escenario mítico del Budokan. Una karateca de Talavera de la Reina triunfó en el país en el que nació el kárate y ante una rival local que se mostró más peligrosa que nunca.

La final redondeó una jornada perfecta para el kárate, en la que las dos competidoras de tantos años, que se admiran mutuamente, marcharon de la mano hacia el podio, separadas por escasas décimas. «Si había que ganar, había que hacerlo así», afirmó Sandra Sánchez «Todo era perfecto. Japón, el Budokan... creo que esta final con Shimizu era lo más emocionante. Si haba que ganar, había que hacerlo así», dijo. Sánchez aseguró que salió tranquila al tatami y con pensamientos de confianza: «Si hago lo que sé hacer y me dejo el alma en el tatami me lo tienen que valorar, pensé».