Los operarios de la Vuelta incrustan cemento para evitar el salto al bordillo, para que no se caiga ningún ciclista en la contrarreloj inaugural de hoy de 7,5 km, al poco de salir de las puertas de la catedral. Sentarse ante la estatua con la imagen del Cid Campeador sirve para pasar la mañana contando ciclistas, los que van sorteando a los coches y los que captan la atención de decenas y decenas de peregrinos camino de Santiago.

Aparecen todos, porque Burgos no es tan grande y porque muchos de ellos duermen en hoteles del centro de la ciudad. Así que Mikel Landa con un maillot con mensaje contra la obesidad y la diabetes surge con sus compañeros del Bahrein deseoso de volver a pisar un podio, como solo ha sucedido una vez, por allá 2015 en el Giro, y todavía lamentando que no pudo subir al de París (Tour 2017) porque Romain Bardet fue un segundo más rápido que él.

Enric Mas también quiere luchar por la victoria final. «En mi interior creo que puedo ganar esta carrera. Estoy en el Movistar y salimos a luchar por la Vuelta”» Pero con su permiso, Landa es la principal opción española para pelear por la victoria final ante rivales tan todopoderosos como Primoz Roglic o Egan Bernal. «Tengo que ser prudente por las circunstancias en las que llego y sobre todo porque me rompí la clavícula y cuatro costillas en el Giro».

Paso por quirófano

Fue un accidente terrible que acabó con intervención quirúrgica. Adiós al Tour y mucha preocupación en lo que casi parece un doble milagro: que Landa esté en la Vuelta y que además lo haga con opciones de pelear por la victoria. «Estoy contento por estar aquí. Quizá no tengo la forma que querría pero ya la iré cogiendo conforme pasen los días. Y ojalá el lunes ya pueda estar metido en la carrera en la primera cumbre de la prueba». Así es porque el lunes llega el Picón Blanco, la cima del landismo, la religión ciclista creada en torno del corredor vasco, donde estallarán ya los primeros cohetes con una cuesta de aúpa.

Y porque, además, si se repasa el potencial de la escuadra de Landa se observa que lleva escuderos para asustar hasta a los intocables del Ineos: Damiano Caruso, segundo en el Giro; Wout Poels, quien hace años era el más firme apoyo de Chris Froome, o Mark Padun que se atrevió a ganar las dos grandes etapas de montaña del Dauphiné. «Llevo un equipo superpotente y estamos preparados para darlo todo desde el primer día porque en esta Vuelta no habrá descanso».

Ausente desde 2015

Landa no corría la ronda española desde 2015, cuando ganó la gran etapa de Andorra y fue el artífice del Astana para destronar a Tom Dumoulin, a un día de Madrid, y entregar el triunfo a Fabio Aru, que entonces era su compañero. Partidario casi siempre de disputar el Giro antes que el Tour, solo tuvo a la Vuelta en su calendario en 2018 pero se dio un trompazo terrible en la Clásica de San Sebastián, un tropiezo más en el camino del corredor con más mala suerte entre las figuras del pelotón. Accidentes en el Tour y en el Giro, o cortes por culpa del viento (ojo al aire en la etapa de mañana) han privado a Landa de tener a los 31 años un palmarés mucho más amplio en victorias en vueltas por etapas más alla de dos victorias en la Vuelta a Burgos y un Giro del Trentino.

Landa, todos sin excepción, deberán estar pendientes del ciclista titular del dorsal número uno, de Primoz Roglic, que llega también con alguna incertidumbre por la caída que le provocó el abandono del Tour pero a la vez con la confianza que le dio ganar la medalla de oro en la contrarreloj de Tokio. Si el 5 de septiembre conserva el jersey rojo en Santiago de Compostela habrá ganado la tercera ronda española de forma consecutiva. «Siempre me ha gustado venir a la Vuelta y ganarla. Tengo grandes recuerdos de los triunfos en 2019 y 2020. En pocos días se verá si estoy listo para aspirar de nuevo a la victoria. Tengo confianza y llevo a un gran equipo para protegerme».

Roglic, entre la recuperación tras el Tour; entre confirmar su presencia a una Vuelta que inicialmente no figuraba en su campaña ciclista y sobre todo con el viaje a Japón por los Juegos no ha podido inspeccionar las cumbres inéditas que hay este año. «No conozco las subidas que han preparado en esta edición, a diferencia de las anteriores». Hoy mismo ya se destapará.