Han tardado en llegar las medallas de los deportistas valencianos en estos Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, pero han llegado como un torbellino. En apenas cuatro horas, las que separan la salida del paratriatlón de la Bahía de Tokio, a la disputa del tercer y cuarto puesto de la velocidad por equipos en el velódromo de Izu. Tres preseas, una de cada metal, para empezar a sumar en el casillero valenciano y del Proyecto FER. Tres deportistas que han sacado el fuego que llevaban dentro para vivir, seguramente, una de las jornadas más bonitas de sus carreras deportivas. Kim López, Héctor Catalá y Ricardo Ten ya forman parte de la historia del paralimpismo mundial.

Héctor Catalá y su guía Gustavo Rodríguez, en el podio. | EFE

De los tres, el principal favorito a priori era Kim López. Llegaba a Tokio en una forma física espectacular y con el récord del mundo en lanzamiento de peso en su poder. Dependía de él, de que le saliera el lanzamiento de su vida. Sí salía no había rival. De lo contrario, el ucraniano Roman Danyluik podría ponerle en apuros. El valenciano empezó con algunas dudas en sus primeros lanzamientos. «Desde fuera igual se me veía como sobrado, pero no, es que no estaba metido y no me salían las cosas», confesaba Kim al terminar. Pero se centró. En el tercero ya consiguió superar al rival ucraniano y en el quinto rompió el récord del mundo (17,04) y la competición saltó por los aires. «He salido con nervios, pero me he metido en la prueba, me he concentrado y sosegado. He entrenado bastante y sabía que mi peor marca aquí debía ser 17 metros».

Ricardo Ten, junto a Alfonso Cabello y Pablo Jaramillo en el podio que cerró el ciclismo en pista.

Lo celebró a lo grande el lanzador valenciano, emocionadísimo al terminar la competición, después de una lesión importante que le había tenido algunos meses muy por debajo de su nivel real, con pandemia de por medio. Fue una liberación y, con ella, la primera medalla de oro para la delegación valenciana y el Proyecto FER. «Estoy enormemente feliz. Es el ciclo más duro que he hecho, el que más me he preparado. Hemos tenido una temporada larga, no hemos parado, ni el año pasado. Ha habido problemas externos, tuve una lesión muy fuerte y he luchado mucho para estar aquí», comentaba, emocionado y entrecortado, Kim López. En la misma prueba compitió Héctor Cabrera, que acabó séptimo.

Heroicidad de Héctor Catalá

Sin embargo, cronológicamente, la primera alegría había llegado escasos minutos antes. En el Parque Marino de Odaiba, Héctor Catalá se estrena en unos Juegos Paralímpicos y lo hacía, acompañado de su guía, Gustavo Rodríguez, también como uno de los grandes favoritos. Además de los rivales del cajón de salidas, el hándicap quizás estaba en las terribles condiciones de humedad y calor con las que amaneció la ciudad de Tokio, posiblemente las peores desde que arrancaron estos Juegos Paralímpicos. «De las dos últimas vueltas casi ni me acuerdo, así que imagínate. Ha sido la carrera más dura de mi vida. Hemos salido a tope para recuperar el tiempo de compensación con los rivales y en el final de la segunda ya he dijo: ‘uy, que no llegamos’». Una carrera agónica, al límite del desfallecimiento, añadieron épica a la hazaña de Héctor Catalá.

Por el sistema de salidas, Héctor Catalá salió tres minutos después que el grupo de ciegos totales como compensación, por lo que, además, tuvo que remontar desde que se metió en el agua. Salió noveno de ahí, lejos de los primeros puestos, y entonces sí tocó apretar. Primero en la bici, donde cada vuelta iba recortando segundos. Poco a poco se iba a acercando a la lucha por las medallas, pero los tres minutos de compensación parecían eternos. De hecho, se bajaron de la bici para afrontar la carrera a pie en sexta posición. Cuatro vueltas por delante con un calor infernal podían hacerse muy largas. Y lo fueron, de hecho, para todos. En la primera vuelta ya había, prácticamente, dado caza a los cuatro triatletas que le precedían y, en la segunda, ya les había pasado y se lanzaba a por el primer puesto. «En la segunda vuelta hemos pensado, ‘bueno, ya tenemos el podio’, pero la verdad que se ha hecho muy largo. Ha sido una carrera al límite», confesaba después de terminar. Exhausto, con asistencia médica, Héctor Catalá tocaba el cielo plateado de Tokio.

«Hay una frase que me dijo Gustavo justo antes de lanzarnos al agua: ‘Pase lo que pase, a pelearlo hasta el final’, y eso es lo que hemos hecho. Ha sido una carrera al límite. Hay quien se ha caído por el precipicio y nosotros nos hemos asomado, pero hemos hecho equilibrio y hemos aguantado en pie. En los momentos de dudas me he limitado a empujar fuerte, sabía que si no lo hacía, no me lo iba a perdonar en la vida.

Revancha de Ricardo Ten

Las medallas de Kim López y Héctor Catalá estaban en muchas de las quinielas. Eran claros favoritos y, si estaban a su nivel, el podio estaba casi asegurado por el talento que atesoran. La tercera medalla del día, la de Ricardo Ten, estaba más en el aire. El valenciano se había quedado muy tocado el pasado jueves, cuando se le escurrió el bronce en su prueba principal. Quizás sirvió para espolear su orgullo, porque ayer, junto a Alfonso Cabello (que hizo una tercera vuelta espectacular) y Pablo Jaramillo, se quitó la espina para conseguir un hito al alcance de pocos: ganar una medalla paralímpica compitiendo en dos deportes distintos. «Esta medalla es muy especial por poder compartirlo con los compañeros. Los triunfos individuales saben muy bien, pero en equipo saben el doble», decía Ten al terminar.

La gran cita valenciana para este domingo será el estreno de la selección española de Fútbol-5 para ciegos ante Tailandia (12:30 horas), con cuatro valencianos: Pablo Cantero, Vicente Aguilar, Sergio Alamar e Iván López. Además, en la piscina compite hoy José Antonio Marí en la prueba de 50 metros libres. Si pasa la clasificatoria de esta madrugada, a las 11 de la mañana saltará al Tokio Aquatics Centre en busca de una medalla.